Comimos en una larga mesa, donde estábamos todos. Éramos unos 40. Me senté con Carla y Dexter. Más tarde vino Leo. Que por cierto estaba guapísimo. Era normal que le viera con distintos ojos, acostumbrada a verle con ropa de diario, cuando se vestía para una ocasión especial se notaba. Al poco tiempo Leo y yo nos arrepentimos de habernos sentado en frente de la ''parejita''. Eran irreconocibles, y me estaban empezando a dar un poco de asco. La comida era repugnante así que comí lo mínimo. Tardamos pocos en irnos a bailar a aquel sitio, no se si llamarlo ''discoteca'', porque no es eso exactamente.
-Wow._dijo Leo mirándome de arriba a bajo cuando estuve de pie.
-¿Qué pasa?_dije algo avergonzada por la forma en la que me miraba.
-Nada. Que estás preciosa._dijo cogiendome de la cintura. Se esta pasando con la confianza. Bueno, una noche es una noche. Y hoy había decidido pasarmelo bien, y si me tenía que emborrachar, lo haría. Pocas veces lo he echo a lo largo de mi vida, y eso que con dieciséis años todo el mundo a echo de todo. Y con de todo me quiero referir a TODO.
-Tú también estás muy guapo._dije devolviendole el cumplido. Su pelo negro lucía hacía atrás en distintas direcciones, pero aún así parecía que estaban colocadas a la perfección. Cuando entramos todos estaban alrededor de la barra en busca de bebida. Los demás bailaban como locos. La música sonaba alta, potente. No había rastro de los profes. Empece a bailar, a mezclarme entre la gente, moviendo los brazos hacía arriba, yendo hacía delante y algunas veces hacía atrás.
-¿Quieres algo Evelyn?_dijo Leo en mi oído. Le escuchaba muy mal.
-Sorprendeme._le dije encogiendo los hombros. No tenía ganas ni de pensar. Sólo quería pasarmelo bien. Me deje llevar por la música. Leo llegó enseguida.
-¡Vaya te veo con energía!, ¡no la gastes toda, que tendrás que bailar conmigo, recuérda!_dijo sonriéndome.
-Claro..._dije mirando para un lado en concreto. Tenía la vista fijada en ese lugar cuando le ví. Si le vi, y me enamoró, y no puedo negar que no sienta nada por él. Nunca miento, incluso si alguna vez miento digo la verdad. Miraba hacía mi dirección. Nos miramos por un momento. Flash, rápido. Sonreí a Leo y me puse a bailar con el. Muy pegados. Si. Su cuerpo rozaba el mio constantemente. Dios mio estoy loca, ¿qué hago? ¡Está noche estoy loca! Y eso que todavía no he bebido. Pero que demonios..¿qué pensará Leo de mi?, ¿y por qué coño bailo así con Leo?, ¿para que Eric me mire?
Le observé y no creo que le molestara. Vi que tenía dos bebidas en la mano.
-¿Qué me has traído?_
-Vodka con naranja._No esta mal.
-Estupendo._dije dando un buen trago. Me rasgó la garganta. Me gustó. Seguía bailando. ¿De alguna manera tendría que quemar el alcohol, no?
-Ven anda, voy a soltar la americana._dije agarrandóle del brazo.
No pude ser. No daba crédito a mis ojos. ¿Qué coño hace Seidy? La vi con Eric, se suponía que estaban bailando. Se suponía porque, bueno, ella no bailaba, se restregaba. Pero lo peor de todo es que Eric no hacía nada. Seguía así. Bailando con ella. Y a veces le sonreía y otras le decía algo al oído. Y yo me moría por dentro.
Bueno era justo, yo hacía lo mismo con Leo. La única diferencia es que yo sólo era su amiga. Esa lagarta no creo que piense igual de Eric.
Mire a Leo y con un gesto le hice que fuera en la dirección donde los vi.
Me quite la chaqueta. La solté donde estaban todas. Amontonadas. En el otro lado estaban los bolsos. Lo solté también. No creo que pensarán en robar y si lo hacían lo único que podría quitarme es una compresa (siempre llevaba una, por si acaso) ,un paquete de clínex, rímel y un pintalabios. Ni siquiera llevaba el móvil.
Nos pusimos a su lado. Quería ponerme a su lado, pero olvidaría que el estaba ahí. Tendría que superar esto. No siempre iba a estar escondiendome de él.
Y Leo y yo seguíamos bailando. Y no deciamos nada, sólo nos mirabamos. De vez en cuando paraba a dar un trago y yo hacía lo mismo.
Siempre nos turnavamos a la hora de ir a pedir la bebida, unas veces iba el, otra yo. Creo que nos estábamos pasando bastante, pero bueno ya sabéis lo que dicen: Una vez al año, no hace daño. Y yo no me emborrachaba muy a menudo la verdad. Dexter y Carla se acercaron.
-¿Qué pasa parejita?_dije sonriéndoles. A continuación bebí otro trago.
-Evelyn, ¿cuantos te has bebido ya?_ la verdad es que perdí al cuenta. Me daba igual. Sólo quería bailar y bailar.
-Oye que no siempre voy a ser la misma tía, me gusta divertirme._ no estaba pensando muy lógicamente.
-Ya pero..._intervino Dexter.
-Ya pero nada._le interrumpí.
-Quiero disfrutar._ y seguía bailando, y no paraba de moverme. Y daba igual todo.
Leo apareció enseguida. El estaba más controlado que yo.
-Nosotros nos vamos a ir ya_dijo Dexter.
-Cuida de ella Leo, cuando se pone así..._
¡Será imbécil! ¡Cuantas veces he tenido que llevar el coche yo, porque el no sabía ni donde estaba!
Hago como si no hubiera escuchado nada.
-Eh bueno, y ustedes que... a saber lo que haréis ahora._dijo Leo dándole un empujoncito a Dexter.
Carla se puso colorada, y comprendí que quizás sería mejor no ir demasiado pronto a la habitación.
Se fueron y tire a Leo de su camisa, quería que me prestara atención. Le sonreí. El me correspondió con otra sonrisa. Y pasamos al tequila. Y no se cuantos fueron 3, 4 o quizás 5.
Y todos parecían tener el mismo estado de ánimo. Todos divirtiendose, todos sin pensar. Y me gustaba.
Empecé a andar hacía atrás, extendiendo los brazos hacía arriva, moviendo mi cabeza al ritmo de la música, sonriente, feliz y me trompecé con alguien. Por poco no me caigo. Me volví para disculparme. Pero me congelé enseguida. Y el también hizo otro tanto. Ahora era distinto. Ahora todos bailaban, y nosotros nos quedamos ahí, parados, sin mover un dedo. Ahora estabamos en nuestro mundo, y no había música, ni gritos, ni jaleo. Me quedé mirándole. Me permití perderme una vez más en su mirada. Gran error. Mis ojos estaban llenos de interrogantes y los suyos... no se que decían los suyos. ¿Qué ha pasado?, ¿por qué no nos hablamos? y finalmente... si. Te echo de menos. Mucho. Muchísimo. Nos seguimos mirando, el me mira, me mira mucho. Y de la nada alguien aparece por detrás , quiere captar su atención, quiere interrumpir ese momento. Le coge. Seidy. Pone sus dos manos en su rostro y le besa. Al principio Eric no mueve sus labios, le pilla por sorpresa. Luego se decide y Seidy le mete la lengua en la campanilla y el se deja besar. En mis narices. En mi prostituta cara. ¿Es que seríais capaces de pensar que le debo una disculpa?, estaba dispuesta a hacerlo hace veinte segundos. Aunque, ¿disculparme por que?, ¿de algo que ya sabía? A la mierda todo. A la mierda él, y mi estúpido pensamiento de que el podría ser distinto. Hay veces en las que no ves, te ciegas tanto con una persona, que no ves otra cosa. Buscas una felicidad que te distrae, que te hipnotiza. Una felicidad falsa.
Y en este momento me odio, porque estoy delante de el, y aún así deseo con todas mis fuerzas ser esa. Esa que esta entre sus brazos. Falta poco. Se me escapa una lágrima. Me pican los ojos. No. Esta noche iba a ser feliz, coño. Me sorbo los mocos y me quito la lágrima. Leo me a visto. Se a dado cuenta. Me mira con la mirada más comprensiva que yo he podido ver en toda mi vida. En ese momento, parecía como si me entendiera mejor que mi madre.
-Vamos a salir fuera._dijo cogiéndome de la mano.
-No quiero._
-Vamos Evelyn..._le interrumpí.
-¡Qué no quiero qué ese gilipollas me haga sufrir!, ¡qué no quiero que me gane!, ¿entiendes?_dije gritandóle. La música seguía sonando de fondo.
-Esta bien._de repente no tocaba el suelo. Estaba en sus brazos.
-¿Que coño haces? ¡Bájame Leo!_dije pataleando.
-Ni hablar.
Me llevo al jardín de a fuera. No se como andaba, dado que pataleaba y forcejeaba contra él, pero el se mantenía firme, recto. Hasta que me rendí.
No aguantaba más. Me soltó, y me sentó en un banco, con mucha suavidad y delicadeza, como si de una muñeca de porcelana se tratara.
Entonces empecé a llorar. No aguantaba más, Leo se acercó, me colocó mi chaqueta, que no recuerdo que la haya cogido. Me siento como una estúpida, no quiero que pregunte nada. Y el lo respeta, no hace preguntas. Mejor. El corazón se me encoge, no puedo si quiera respirar. Sólo quiero devolver dolor. El dolor que siento ahora multiplicado por cien. Preguntas, demasiadas preguntas para ocultar una única verdad que ya se conoce. No hay nada. Miedo. Oscuridad.
Leo se acerca a mi lado, me abraza con fuerza. Me pierdo en su abrazo, en sus brazos. Le pongo perdida su blusa celeste. Me aparta un poco y me mira, y no entiendo su mirada. No se que quiere decir.
Se acerca más, mira mis ojos y de vez en cuando desvía la vista a mis labios. Me intento relajar. No creo que haga eso. No. Leo es mi amigo, ¿no?
Se acerca más. El hueco que separa mis labios de los suyos es de un centímetro. Siento su respiración, muy cerca. Agitada. No se que hago. Se lanza. Y yo aparto la cara. Rápido. No me iba a dar mi primer beso con él. Yo no amo a Leo. No quiero que se confunda. Me despido de el con un beso en la mejilla y un ''hasta mañana''. Me quito los tacones si no me quiero matar por la escalera, el de recepción me ve, y me pregunta si necesito ayuda.
-¿Donde se puede comprar un corazón nuevo?_dije, sin querer ser irónica. Se callo y me dejo seguir mi camino. Esta vez cogí el ascensor. Iba a ser una noche muy larga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario