Introducción.

Una adolescente enamorada como otra cualquiera. Un instituto en el que tener un buen coche se basa en un 50% de tu posición social. Un chico que no se a encontrado a si mismo. Un amor intenso, pasional, real, fresco. Una historia de amor que te cautivará, en la que tú puedes ser perfectamente la protagonista.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Capítulo 16.

Me acompaño a mi habitación, sin apartar la vista de mi en un sólo instante. Os direis que a estas alturas ya lo habria superado todo, mis miedos, y mis angustias, cuando estaba al lado de el. Todo lo contrario. Cuando me rozaba, por muy leve que fuera el movimiento, mi corazón latía como una locomotora descontrolada. Una vez que llegamos a la habitación , me dirigí hacía el.
-¿Quieres entrar?_dije, sonriendo, como siempre. Cuando estaba con él, era imposible no estar feliz.
-Uhmmm...¿Debería..?_dijo enarcando una ceja. Sus ojos azules brillaban.
-Eres tonto, adios._dije haciendome la enfadada.
Le estaba cerrando la puerta, cuando puso un pie, y me impido cerrar, mas de lo que estaba.
-¿Enserio crees que me voy a ir sin despedirme de ti?_dijo con voz sorprendentemente tierna.
Estube apunto de derretirme en el suelo.
Ahora enarque yo una ceja.
-Anda, dejame pasar tontorrona._dije ahora utilizando el brazo para entrar.
Fui abriendo la puerta suavemente.
Entonces, me cogío por debajo de la cintura y me subio encima de sus hombros.
-Sueltame,_dije gritando_ te vas a hacer daño ¿¡estás loco!?_dije gritando más fuerte todavía.
-Sí, estoy loco, estoy loco por tí._me dijo mordiendome la oreja. Espera. Ya va demasiado deprisa. Me vino una frase a la mente: sin prisas, te convenceré con millones de sonrisas.
-¡Bájame, que me voy a duchar!_
Me bajo suavemente.
-¿Venga ya?...joooo._Dijo con vocecita lastimosa.
Estube a punto de correr a sus brazos, pero me fui corriendo en dirección contraria.
-Te espero aquí, no tardes mucho. Por favor_dijo al final.
-Ahora mismo vuelvo._dije sonriente.
Me duche como una loca, es más, estube a punto de caerme al meterme en la ducha, de lo emocionada que estaba. Mira que soy tonta. Me río sola. Estoy perdiendo la cabeza. Puse el vestido encima de un mueble y en vez de coger un pijama de hello kitty cómodo y ancho,  elegí ponerme un camison, fino de tirantas. Me mire al espejo. Creo que es demasiado provocador. El sujetador, negro azulado, se me clareaba. Bueno, no importa. Salí disparatada a la puerta después de lavarme los dientes, pensando en todas los cosas bonitas que trae el amor. Me lleve el peor de los chascos. Vaya. Estaba dormido. Esto era increíble, pero si no había tardado ni quince minutos. Después de todo, por muy perfecto que fuera, el era un hombre, y no hay nada que hacer contra eso.

Seguro que se fuera reído de mi, al verme en estos momentos. Al ver mi cara de chasco.
Tenía la cabeza apoyada en un cojín. Me sente a su lado y me puse a juguetear con su melena rubía. Se había remangado la blusa hasta los codos, y su blusa estaba desabrochada más de lo normal. Me quede observando sus perfectos abdominales, su pecho desnudo. Me pregunté si algún día el y yo...bueno, ya sabéis. Observe que solo eran las 11 de la noche. La fiesta- cena no terminaría hasta las 2 o las 3 de la madrugada, y el tonto este durmiendo. Como os dije, Carla y yo habíamos recopilado unos dvds de nuestras peliculas favoritas. Pensamos que quizás, alguna noche estaríamos aburridas y nos apeteceria ver alguna. Puse el Diario de Noa. Una película es preciosa. Sin dudarlo. Aun recuerdo la primera vez que la ví, y me imaginaba si alguna vez viviría una historia de amor tan intensa y bonita como esa. Esperaba que la mia con Eric fuera así. Aunque, por decirlo de algún modo, no somos novios todavía, ¿no?quiero decir que no es oficial. Pensaba mientras le acariciaba el pelo una y otra vez, mis dedos se mezclaban con su suave pelo, y se lo echaba hacía delante y hacía atrás, alborontandolo en todas las direcciones. Eric tuvo que escuchar algún ruído porque abrio los ojos levemente. Yo me hice la tonta y segui mirando a la pantalla. Menos mal que esta vez no se despertó como en el avión. Sonreí ante ese recuerdo.
-¡Oye tú! no estaba dormido._dijo con una sonrisilla.
-¿Eres tonto?_dije muy seria.
-La primera noche que pasamos juntos y tu te haces el dormido, precioso, Eric._dije con sarcasmo.
-Me encantas cuando pronuncias mi nombre_dijo dandome un beso en la frente. Prosiguió hablando:
-Me estaba quedando anestesiado con tus cosquillitas, me gusta que me toquen el pelo._dijo confesando su debilidad.
-Ammm, con que era eso... también tienes cosquillitas en.._me abalance sobre el y le hice en los pies..
-No ahí no tengo._dijo feliz, como una perdiz .
No se como lo hizo pero antes de que me diera cuenta el estaba encima mía. Con sus ojos azules a escasos centímetros de los míos. Todavía me pone nerviosa.
-Nunca he recordado estar tan borracho._dijo mírandome muy seriamente.
-¿Cómo qué borracho?, si en la cena no habia alcohol..._dije atónita.
-No tonta, estoy borracho de amor._dijo. 

Le sonreí. Enamorada. Anestesiado ahora por él y su mirada.
-¿Entonces, existe un club de alcoholicos anónimos de ese tipo?_dije siguiéndole el juego.
-No tengo nidea.
-Pues enterate, porque yo seria la miembro numero uno del club._dije mirandóle a los ojos. Perdiendome de nuevo en su mirada, como tantas veces lo había echo.
En ese momento me beso. Ahora era distinto, notaba cada parte de su cuerpo contra la mia.
Le tome el pelo y fue bajando hasta su espalda. El me besaba apasionadamente. Le mire a los ojos y en los suyos se veía amor. O al menos eso creia ver yo. En un despiste suyo me consegui poner encima de el. Lo sentía todo multiplicado por 100. La hevilla de su abdomen, esa parte de piel desnuda rozandose con la mía... El se dedicaba a jugar con la tirantilla del vestido haciendola resvalar.
Alguien pego en la habitacion. ¡Qué oportunos! Estaba segura de que Carla no era, tendría que ser algun recepcionista del hotel o algo. Y se suponía que los chicos no podían estar aquí, en el area de chicas. O no.
-Corre escondete._dije en un susurro. Eric estaba distraído.
Me dirigí hacia la puerta.
-Hola, somos el servicio de habitaciones, ¿le importa que pasemos ahora, o prefiere mañana?_dijo una mujer gordita, muy amablemente.
-¿Podrian venir mañana, por favor?_dije
No se si quizás sería la ropa que llevaba, o que estaba demasiado desaliñada, porque la mujer de al lado de la gordita le dio un codazo, a su compañera.
-Esto...si claro_dijo tosiendo, para ocultar la risa.
Se marcharon con fuertes risotadas, y ya no escuche nada más. Valiente par...dije para mi.
-¡Ericya puedes salir!
-Que pesadas._dijo acercándose a mi.

Y que tontas, ¡qué me han quitado ese  momento contigo!
Y ambos nos echamos a reir de lo estúpido de la situación.
Ahora decidimos ver la peli. Desde el principio. Bien. Yo estaba apoyada en su hombro. Y en cualquier momento, sin esperarlo el me plantaba un beso en la frente o en la mejilla. Me encantaba que me diera besos en la frente. Me sentía...protegida. ¿No os parece precioso cuando un hombre besa a una mujer en la frente? Es señal de que le quiere, de que siempre cuidará de ella. Siempre he tenido debilidad por ese tipo de besos. Pero hasta ahora, sólo los había visto en películas, o en mi hermano o mis padres. Por un momento pensé en la loca  de mi madre, y lo que diría cuando presentara a Eric como mi novio oficial. También me acordé de mi padre...Todavía quedaba mucha vergüenza por pasar...
Yo le acariciaba el brazo o el pelo y tambien le daba besos en el cuelllo o en la cara, incluso en la boca, y sin venir a cuento.
-¿No te parece increíble que le estubiera escribiendo cartas durante los 365 dias del año y sin obtener respuerta alguna?_dije sorprendida.
-No_dijo mirándome a los ojos muy seriamente.
-¿ A no...?_
-No me parece increíble si es cierto que Noa estaba enamorado de Allie._dijo entornando los ojos al infinito, el y sus propios pensamientos, y nadie más.
Me quede embobada mirandole y me preguntaba si ojalá el pensara igual que Noa, que estubiera dispuesto a dar todo lo que fuese por Allie.



Entre una cosa y otra acabe llorando al final. Lo sé soy una estúpida sentimental, pero esque no puedo evitarlo, incluso aunque este alguien delante mia, lloro. Y eso que había visto la película incontables veces. Pero por mucho que la viese, siempre, siempre acabo igual.
-¿Estás llorando?._dijo Eric con ojos como platos. Con curiosidad, y risueño.
-Sí._esta apoyada en su pecho, asi que no le mire a la cara, para que no resultara tan vergonzoso.
-¿Eres tonto?
-Sí, un poco. Me lo suelen  decir._dijo
A continuación me besó en la mejilla, y me hizo circulitos con sus dedos en mi brazo, sabía que eso me tranquilizaba mucho.
-Evelyn, creo que me tengo que ir ya... son las 1:30 y todos estarán a puntos de volver... y como me pillen saliendo de tu habitación, ¡se va a armar una buena!_dijo preocupado, aunque una parte de él no se quería ir. A veces la cabeza dice que no, no deberías decir esto o hacer aquello. Actúa como la parte correcta, responsable. En cambio el corazón es más caprichoso, nadie gana al corazón.
-¡Cómo que te vas!, de eso ni hablar._dije cogiendole el cuello de su camisa, y haciendole pucheritos.
Congeniabamos genial, nunca creería, que consiguiera estar tan bien con una persona.
-Evelyn... no em lo hagas más difícil, sabes que yo tampoco me quiero ir._dijo acomodando mi pelo en mi oreja izquierda.
-No seas malo, y no me dejes sola, no quiero que te separes de mi lado nunca._dije abrazándole. Caprichosa. Egoísta. Mio. Sólo mio. Quería grrtarlo. ¡MIO!
Mi comportamiento era de lo más infantil, pero había sufrido por el, y encima por una tontería. Así que, ya había estado mucho tiempo sin él, como para tener que separarme de su lado. Si me separo de el me provocara un dolor fisico, o incluso mental.
-No me lo hagas más difícil, anda..._dijo correspondiendo a mi abrazo. A veces me apretaba tanto que no podía ni respirar. Pero me gustaba. Me gustaba tenerle cerca.
Me dio un beso en el cuello, y eso me dejo perpleja, . me entro un escalofrío.
-¿Pretendes que después de lo que acabas de hacerme te deje irte sin más?_suspiré, sonriendole.
-Evelyn, si me pillan estoy muerto.
-Vale._dije poniendo un mojín.
Estaba ya en la puerta, cuando se avalanzo a mi y me dio un beso en la frente. Yo le respondí con una sonrisa de oreja a oreja. Creo que aunque me pase todos los día de mi vida a su lado nunca me acostumbraría a estar con él. El me sorprendia siempre, siempre tenia un algo o una situación para sorprenderme, para no actuar como espero que actue. Para hacer algo distinto. Encantador.
-Anda vete, que como estes un segundo más no te voy a dejar que te vayas._dije, esta vez sin mirarle a los ojos, debido a mis pensamientos. Sabía que si su mirada y al ia se entrelazaran en ese momento, el descubría mi rubor.
Eric me levanto la barbilla e hizo, que le mirara a los ojos.

-¿Por qué te da vergüenza ruborizarte cuando estoy a tu lado?, ¿sabes que estás más sexy?_ 
La palabra del final me pillo con la guardia baja, la verdad. Sonreí de placer, esta vez estudiando sus ojos.
-Buenas noches, que sueñes con los angelitos._dijo sonriente, como siempre, precioso.
¿con los angelitos...?, ¿estaba de coña?
-¿Enserio crees que voy a soñar con los angelitos?_dije con los ojos abiertos como platos, apoyada en el marco de la puerta.
-¿Con quién sino?_
Os lo juro, nunca entenderé a los hombres.
-Pues contigo imbécil._dije
-Adiós._dijo acercandose a mi con una sonrisa, se acercó demasiado, por lo que entendí que me iba a besar. Deje entre abierto mis labios, esperando recibir su beso. Tardaba mucho. Abrí los ojos.

-Evelyn, Evelyn, Evelyn... que lanzada te has vuelto... ¡eh!_dijo observando mi boca.
-Capullo._dije con esa vocecilla que sólo el sabe, que trasmite amor. Que sólo me sale con él.
-Adiós._dije sonriente. Ahora si que se acerco a besarme, pero de verdad. Mantuve mis labios inmóviles, mostrando dignidad. Os juro que fue muy difícil. El no dejaba de abrir su boca, y al mismo tiempo, lograr un simple movimiento de la mia.

Yo estaba como una piedra, con mi orgullo intacto.
-Esta bien...si no me quieres besar..._se fue pasillo hacía delante, andando muy lentamente, esperando que yo corriera a sus brazos, haciendo mejor su papel, metiendose las manos en los bolsillos, ligeramente encorvado.
Cómo os dije antes, el corazón siempre gana. Corrí hacía a el y le bese. Le bese hambrienta. Con ganas de el. De que me abrazara de que me besara. De que me tocara como necesitaba que me tocaran.
Nos separamos los dos a la vez.
-Adiós-_dijo dándome un suave y último beso.
-Adiós._repetí por segunda vez.
Le vi marcharse hasta la zona de los chicos, y también vi que se volvió por si yo seguía ahí, mirándole.
Estaba claro que sí.
Me sonríe y a continuación sacude la cabeza de un lado hacía otro.
Entonces me di cuenta de que estabamos perdidos, si, eso exactamente. Que estabamos perdidos en una palabra llamada amor, y sinceramente creo que pocos sienten esto de verdad.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Capítulo 15.

Los siguientes días lo pasamos de maravilla, siempre hacíamos un plan para cada tarde. Ayer nos dieron permiso para ir a un centro comercial cercano de donde nos alojabamos. Carla y yo enloquecimos, amábamos la moda e hicimos una muy buena compra. Carla compró un par de complementos más para esta noche. Yo le dije que con lo que tenía era más que suficiente, pero ella me mando callar y me dijo que disfrutara.
-Hombre...pero no como cuando te emborrachaste claro..._recuerdo que dijo para picarme. Al igual que Dexter, me refregarían esa noche hasta el resto de mis días.
Ahora éstabamos sentadas, viendo una peli. ''Pretty woman'' aunque yo la titularía de otra forma. Algo así como: ''La fábula de una prostituta''. Amaba a Richard Gere desde que lo vi en ''Oficial y caballero''.
Carla iría al baile con mi hermano, claro está. En vez de ver la película, daba vueltas una y otra vez por la habitación, desfilando con distintas prendas.
-Ese es el mejor. Estás muy elegante._dije observando el siguiente ouftit del pase de modelos primavera-verano 2011.
-Oye, ¿con quién piensas ir?_
-Mi acompañante sera el sofá y quizás  llame a mi amiga la tele._dije sonríendole.
-¡Tonta!, aunque he de reconocer que a tenido gracia._dijo, probándose un par de pulseras.
-Enserio, no tengo ganas de ir._dije con un chándal adidas puesto y el pelo recogido en un moño.
-Lo pasaremos bien, ¡por favor!_
-No... además, ¿con quién iría?_Carla levanta una ceja.
- Por dios Evelyn, ¡pues con Leo!_
-No se..._dije planteandomelo.
-¡Yo le llamo!_dijo marcando su número.
-Espera, espera._dije intentando coger el mobil. Demasiado tarde.
-Leo, ¿vas a ser la pareja de Evelyn?_
No tiene remedio. La verdad es que escucho intrigada la respuesta, pero no me hago muchas ilusiones. Leo es un chico guapo, se lo habrá pedido alguna.
-Si, ajá._dijo concluyendo la conversación.
-¡Leo será tu pareja!, te espera a las nueve y media a bajo.
Miré el reloj. ¡Dios Santo! Eran las ocho. Me tenía que apresurar bastante si quería tener el pelo arreglado a tiempo. Ya sólo quedaba un día, mañana sería nuestra clase de esquí. Aunque según tengo entendido, el sábado también estaremos aquí, salía muy barato así que los profesores decidieron llamar a los padres, y estos aceptaron.
Estaba claro que todos los que estaban en mi colegio no les faltaba dinero...Pero bueno volvamos a ese dilema que una chica se pregunta tantas veces, en tantas ocasiones: ¿qué me pongo?
Al final me decante por un vestido blanco, liviano, sin mangas y unos tacones en  marrón. Llevaba la melena entirabuzonada y Carla me pintó.
-Wow._dijo exageradamente.
-¿Qué?_dije
-Estás guapísima._lo dijo separando las palabras en sílabas.
Me mire al espejo, y si estaba algo cambiada, no parecía yo. Carla me pinto una linea negra encima de los ojos, y jugo con distintos tipos de verdes para resaltar aún más el color de mis ojos.
-Tú también._dije mirándole de arriba a bajo con una sonrisa.
Bueno, Carla estaba guapa con todo lo que llevara.
Mire el reloj dígital de la tele y me espante.
-¡Carla que son las nueve y media!_dije cogiendo el bolso. Ni siquiera cogí una chaqueta, dado que en la sala había aire acondicionado y hacía un calor bochornoso.
-Da igual, les viene bien que esperen._dijo mirandose al espejo. Otra vez. Creo que era la décimo octava vez que lo hacía en esta noche.
-Ya sabes lo que te digo siempre Carla... odio esperar y que me esperen._la cogí del brazo y me la lleve a rastras de la habitación.
Busqué a Leo con la mirada, pero el me encontró antes que yo.
-¡Estás preciosa Evelyn!_me dijo mirando cada milímetro de mi cuerpo.
-Wow ¿Leo? ¡Pero si llevas chaqueta! ¡Estás genial!_dije agarrándole del brazo.
La fiesta no era como me esperaba. Unas mesas rodeaba toda la sala. No había alcohol en lugar de eso había maestros. Todos iban muy guapos, pero a la vez informales, no habia trajes de etiqueta, ni vestidos largos ni nada por el estilo. La música que había  ¡me sorprendió muchísimo! Es más creo que muy pocos se atreverían a bailar un vals o algo de lo que estaba sonando ahora. Esto me desconcerto mucho. Mi madre y mi padre nos enseñaron a mi y a Dexter a bailar desde que eramos unos mocosos.
Vi como Dexter se acercaba a nosotros.
-Carla, ¿quieres bailar conmigo?_dijo anclado el el siglo XVII.
Esta asintió como una loca.
Me quede embobada, es mas Leo estaba tan sorprendido como yo o más. Dexter bailaba mejor que yo, y aunque Carla no era una gran bailarina, Dexter guiaba muy bien. Me quede observandoles anonadada. Parecían de película.
-Ya estas mejor, ¿verdad?_dijo Leo en mi dirección.

¿Por qué me lo tenía que recordar?
-Superado_mentí con una sonrisa falsa.
 -¿Serías capaz de bailar? _dijo guiñándome un ojo.
-¿Por que no iba a poder ser capaz? Bailo incluso mejor que tú._dije tocándole la punta de la nariz.

Acto seguido Leo me hizo una reverencia y me invitó a bailar, muy cortésmente. Eran muy pocas las parejas que se habían atrevido a bailar esa noche, y los que lo hacían bailaban como les daba la gana.
Empezamos a bailar y Leo lo hacía muy bien, me guiaba suavemente y yo simplemente me dejaba llevar. Ojalá todo fuese tan fácil como dejarse llevar.

Ojalá no existieran las cosas malas, aunque, por otro lado, si no existieran las cosas malas, ¿cómo íbamos a afrontar las buenas?, ¿cómo las sentiríamos?
Hacía una calor terrible. Me estaba dando el colorín y estaba empezando a sentir el sudor frío por la nuca.

-Evelyn, ¿estás bien?_dijo Leo preocupado.
-No del todo, por favor vamos a salir a fuera, a tomar el aire._dije aferrándome a su hombro. Me estaba empezando a marear.
-Como quieras.
Al parecer otras parejas habian salido tambien a fuera.. aunque por el ruído que hacían no con las mismas ideas que nosotros dos.
-¿Te encuentras mejor?_me dijo Leo.
-Si. Hoy hace una noche preciosa._dije para cambiar de tema.
El cielo estaba despejado y la luna iluminaba la noche.
-Mira, ¿ves esa estrella?_dije
-¿Donde?_
-Mira, aqui justo aqui debajo._le dije cogiendo su dedo y apuntando a donde estaba señalando.

-¿Cómo se llama?
-No tengo ni idea, ¡Por eso te lo digo!_dije riendome.
-Cuando sea mayor me compraré una estrella. Se llamará Evelyn Jones._
Me sonrie y cabecea, como diciendo: ''no tiene remedio''.
Se apoyo en mi hombro, me miró. Me beso en la frente. Sonreí.
-Evelyn_dijo una voz.

¿Por qué?, ¿por qué tiene que aparecer mi imaginación en este momento? Estoy obsesionada. Tal vez tenga que ir a un psicólogo.
Mi imaginacion me juega muy malas pasadas, pero tengo que decir que esta vez se ha superado... totalmente. Me estaba empezando a causar daño, esto se estaba volviendo serio. Incluso peligroso... Me volví, para comprobar si me habia vuelto loca o no.
No. No estaba loca. Aún no. Ahí estaba el. Eric. Con sus manos metidas en los bolsillos de su pantalon azul marino, con su blusa blanca brillando a la luz de la luna y su chaqueta ligeramente caída de su hombro izquierdo. Sus ojos conseguían que me flaquearan las pierna hasta en la oscuridad, y eso que estaba bastante lejos de él.
-¿Puedes dejarnos solos un momento... Leo?_dijo con tono muy autoritario.
Leo me miró a mi primero, para ver si yo estaba dispuesta. Asentí con la cabeza.

-Esto...si..._dijo Leo.
Una vez que se fue alejando, Eric se acercó a mi. Estaba sorprendida.
-¿Te iba a besar?_dijo mirando sus pies, algo que al parecer en este momento, él encontraba muy interesante.
-No_ ¿por qué coño le tenía que dar explicaciones?
-Se estaba avalanzando a ti..._ni siquiera tenía valor de mirarme a la cara.

¿Pero de que va?, ¿encima tiene la cara tan dura de decírmelo?
-Mira, ¿sabes qué? Me marcho. No tengo ganas de hablar con nadie._ni mucho menos contigo, debería de haber añadido.
-No por favor. Déjame que te lo explique._dijo acercándose a mi, a punto de tocar mi brazo para que no me marchara. Le esquivé. No quería que me tocara.
Estaba empezando a notar el frio, de salir de una habitación con calefacción y abarrotada de gente a estar derepente a la interperie. Utilice mis manos para darme calor.
Eric se dio cuenta y me ofreció su chaqueta
-Toma, te vas a helar._dijo, todavía sin mirarme a los ojos. Cobarde. Arrepentido. Espera.. ¿arrepentido? No se. 

-Lastima que te tape, porque esta noche estas preciosa._
¿Qué hace?, ¿por qué me hace esto?, ¿por qué tenia que aparecer de la nada justo cuando le quiero olvidar?, quizás se me olvidó olvidarle. Las mariposas estaban ahí, dispuestas a salir de la jaula en las que estabas prisioneras. No. Todavía no. Yo las intentaba retener, pero ellas no estaban dispuestas a soportarlo.

-Gracias_dije rompiendo mi orgullo y cogiendola. Me estaba helando.
La primera vez que alguien hacia esto por mi, cuando creía que esto solo pasaba en las películas...
-Vamos a pasear anda._dije para ganar tiempo y para ordenar mis ideas, ahora confusas.
-Evelyn espera. Yo... te debo una disculpa... no me tendria que haber puesto asi... lo siento mucho.. yo no soy nada tuyo.._dijo entrecortadamente, las palabras le salian a borbotones.
¿Qué?, ¿de qué habla?
Yo me quede sin a hablar simplemente.
-Veras Evelyn... tú... tú me gustas...He sido un verdero idiota al no haberme dado cuenta antes. Pero me  bastó mirarte a los ojos para saber que eres especial, y que tienes algo tuyo dentro de mi. Eres única. Contigo... soy distinto. Contigo soy yo. Y eso lo siento con muy poca gente. Ver que estabas con Leo...ver como tu le sonreías, como el te miraba, es superior a mis fuerzas. Estos días he estado con Seidy...para intentar que no aparecieras en mi mente... pero es imposible... y ver que pasas tiempo con Leo... me destroza por dentro.

-No parecias tener esa opinión cuando besaste a Seidy delante de mis narices._dije con la vista fija en  el botón de su blusa, que por cierto, estaba descosido.
-¿Te crees que a mi me hacía gracia ver como bailabas con Leo?, ver como tú le mirabas, las risas con el. No lo aguanto. Como tampoco aguanté escuchar lo que dijiste en el avión. 
Pero en eso tienes razón, los sentimientos no se pueden cambiar, ¿no? Así que tranquila. Te dejaré en paz. Sólo quería décirtelo. Quería que supieras lo que siento por tí.
¿Esto era un sueño?. Un magnifico sueño del que no queria despertar jamas. ¿Enserio esta era yo?
Entonces se atrevió a mirarme. Como lo hacia antes. Con esa mirada que me atravesaba el corazón y ... estaba empezando a marearme. ¿A quién coño voy a  engañar? Sólo basto que me mirara para convencerme. Para entenderlo todo. Para saber que tanto el, y yo somos unos estúpidos. Y no pienso dejar que mi orgullo gane la batalla.
-Eric. Té me has gustado siempre, en el avion mentí...porque... bueno...tenía miedo a que tu no sintieses lo mismo que yo. Perderte como amigo no lo soportaría... yo lo siento mucho. He sido una cobarde._dije en un susurro. Me estaban empezando a picar los ojos. Las lágrimas saldrían dentro de unos segundos. Eric dio un paso hacía mi, y su cercanía me hizo ponerme nerviosa.
Me silencio poniendo un dedo en mi boca.
-¿Cómo no he podido darme cuenta de lo que tenía delante?_dijo moviendo la cabeza de un lado hacía otro.
-¿Cómo he podido ser tan imbécil? Soy un tonto de campeonato._dijo con una sonrisa pícara.
Simplemente no puedo explicar como nos mirabamos en ese momento. No puedo describiros como me sentia. De verdad, muy pocas veces he sentido esto.

Eric recorrió mi pómulo suavemente de arriba a bajo. 
Con una sonrisa tanto en los ojos, como en los labios. Entonces con las manos mas dulces del mundo atrajo mi cara contra la suya. Cuantas veces me había imaginado como seria este momento... cuantas veces lo había soñado, antes de dormirme en mi habitación... No quería que este momento fuera cualquiera. Quería elegir a la persona indicada. Quería acordarme de este momento toda mi vida. Y la persona que quería que estuviera en ese recuerdo estaba delante mía, a dos centímetros.
Entonces sus labios se rozaron suavemente con los míos. Como un hola demasiado cerca de mi cara. Un hola en los labios. Nuestros labios se rozaron por segunda vez. Fue beso distinto, delicado, apasionado, profundo, lento, perfecto en todas sus facetas. Y descubrí que mis sueños no me mentían. Sabía como tocarle, como acariciarle. Le pase la mano por el pelo, y la chaqueta se me callo al suelo. Eric puso sus manos en mi espalda, para conservar el calor. Eso me provocó un escalofrío en mi columna vertebral. Enrojecí al saber que se había dado cuenta. No paraba de besarme, en las mejillas, en el cuello, en la frente, en la oreja... Recorrió con sus manos toda mi espalda y los brazos, hasta llegar a mi cinturilla con un delicado movimiento, atento a mi reacción. Le bese apasionadamente. Descubrí cada parte de su cara. Abrí los ojos por un momento y pare de besarle. Mi respiración era rápida y superficial. En cuanto nuestras miradas se encontraron, las bocas callaron. Ahora hablaba nuestra mirada. Os juro que no he podido comtemplar algo más bonito en aquellos ojos azules. Esos ojos azules, donde tenía la certeza de que escondían un segundo cielo.

Me volvió a besar. Esta vez era distinto. Era un beso hambriento, un beso con ganas de descubrir. Le mordí el labio inferior.
-Evelyn...deberíamos..deberíamos parar._dijo entrecortadamente.
-No quiero._ le susurré cuando fui liberada de su beso. Un beso de la victoria. Un beso que me marcaría esta noche. Mi primer beso. Mi primer beso fue con él.
-¿Pero... que me has hecho?_supe que estaba sonriendo por la manera en la que lo dijo.
-Eso me gustaria saber a mi...
Continuó besandeme y me apreto más fuerte contra su pecho, me impedia respirar.
-Debemos parar..._dijo de nuevo.
-Que tonto he sido..._no dejaba de decirlo una y otra vez.
-Anda, que te voy a acompañar a tu habitación._dijo intentando repirar regularmente.

Me separé de él.
Enarqué una ceja.
-Uhmmmmmmmmmmm..._dije y una sonrisa de las pícaras asomó la curbatura de mis labios.
-¿Sabes que eres preciosa cuando sonries? Y una malpensada también._dijo echándome el pelo hacía atrás. Ese simple gesto, hizo que me produjera un escalofrío...lo que me hizo recordar...la chaqueta. La recogí del suelo y me la puse.
-Oye._Dije haciendome la ofendida y dandole un puñetacito en su pecho.
-Odio verte triste, no quiero que sufras mas._dijo, ahora serio de verdad.
-Señor, ¡Si , señor! _dije imitando a un soldado.
-Vamos a dentro anda, a qui hace un frío horrible._dijo.
-No. Yo estoy muy bien._dije sonriendo como nunca. Y pensar en todo lo que le había odiado, ¿y ahora? Pum. Qué caprichoso puede resultar el amor. Que bonito también.
-Anda callate tontorron_y le silencie con un beso. Esta vez no tan delicado como antes, este era distinto, era casi desesperado.
-Esta ha sido una de las mejores noches de mi vida_concluyó. 

-Nadie me ha besado como té, nunca, eres. Eres...
no le dio tiempo a decir nada cuando yo le interrumpí:
-¿Me lees la mente o que? Esta ha sido la mejor noche de mi vida.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Capítulo 14.

Esa noche me dormí rápido, es más se me cerraban los párpados sólos. Carla ya estaba roncando cuando entré, dormía sonriente, salía a flote su felicidad, y quedó más que demostrado con esa sonrisa pintada en los labios. Durmiendo. Dulce. Enamorada. Como yo quisiera estar ahora mismo. Pero de repente , plaf. Demasiado tarde.
Suena el estúpido despertador. ¿Por qué tiene que existir este día? Suspiré. Me levanté. Me obligué a sentarme rápidamente, puesto que no me mantenía en pie siquiera. Tenía un dolor de cabeza insoportable. Dios. Fui corriendo al cuarto de baño. No os tengo que dar los detalles de lo que hice a continuación. Cuando lo alargue todo me puse algo mejor. Me daba miedo mirarme al espejo, así que simplemente no lo hice. Me eche agua fría en la cara y luego cogí un ibuprofeno de la maleta. Carla dormía plácidamente, por lo visto se hizo inmune al despertador.
-Carla, vamos despierta. Vamos a llegar tarde al desayuno.
-Que...oh vamos, mamá, déjame un poco más..._
No tiene remedio. Me vestí con un jersey marrón, con parches en los codos, y me enfunde unos jeans. Me puse las botas y recogí mi cabello cobrizo en una coleta alta.
Ahora sí, me tenía que obligar a mirarme al espejo. Me espante, dí un paso hacía atrás. Tenía bolsas en los ojos, y estaba más pálida que nunca. Intente disimular un poco con el maquillaje. Quedo bien, más o menos. O al menos pienso eso. Bah. Me asegure de que Carla estaba despierta cuando baje hacía a bajo. No quería esperarle, antes tenía que hacer una cosa muy importante. Hablar con Leo. Aunque parezca mentira, recuerdo todo lo que paso anoche, y me comporté de una forma horrible con el. Sólo tengo que ponerme en su situación y se me desgarra el alma.
Pero nunca había llegado a pensar que Leo sentía algo por mi. Por mi parte sólo había una bonita amistad. Una bonita amistad que no quiero que se desquebrajara por culpa de anoche. Bajé por las escaleras.
Busqué por todos los rincones de recepción cuando le vi. Estaba sentado junto a Massi. También había varios grupos más, que charlaban animadamente. 

-Massi, ¿me puedes dejar un momento a solas con Leo?_dije mirandole.
Asintió, se puso de pie y se marchó. Estaba raro, me vio seria y eso le sorprendió.
Me infundí de valor y me dispuse a hablar con él.
Le toqué por detrás, un golpecito lígero.
El se volvió.
-Hola._susurré. 

-Hola_dijo el aún más bajo.
No sabía como sacar el tema a flote, soy muy mala para esto.
-Respecto a lo de anoche..._me interrumpió.
-No hace falta que digas nada, yo se perfectamente lo que sientes por él.

Sólo en pensar que yo estuviera en el lugar de Leo, me moría. Tiene gracia alguno de nuestros pensamientos. Vemos cosas en las películas, vemos que le pasa a los demás, pero tu siempre piensas que nunca te pasará. Hasta que un día, ocurre.
-Pero bueno, simplemente me quería arriesgar._dijo sonriendo.

-¿Arriesgar?_pregunte confusa. No entendía nada.
-No estaba seguro de lo que siento por ti Evelyn._dijo mirándome a los ojos.
Me quede estudiando su mirada.
-Yo ... Leo... fui mala contigo, y tu en cambio te portaste muy bien conmigo.
-Oye, que no hiciste nada malo, no se puedo luchar contra los sentimientos. Si lo sientes, lo sientes._
Me senté a su lado. Le abracé. Era el mejor. Le adoraba. Le amaba. Le amaba como a un segundo hermano.
-No quiero que nuestra amistad se rompa jamás, ¿vale?_le dije al oído.
-Eso no tienes ni que decirlo.
-¿Sabes qué?_dijo risueño.
-No, dime.
-Cuando no correspondiste a mi beso sube realmente lo que sentía por ti._dijo mirándome.

-Sólo tenemos una amistad, no creo que vaya a más.
¿Cómo se puede apreciar tanto a una persona?
-Te quiero. Te quiero como a un hermano. Te quiero como si fueras de mi sangre.
Nos pusimos de pie. Leo me sonrió.
-¿Oye, que piensas hacer ahora?_sabía a que se refería con su pregunta. Leo estaba siempre al tanto de todo.
-¿Crees que voy a ser capaz de mirarle sin sentir asco?_dije
-La verdad, se pasó ocho pueblos..._
-¿Sólo ocho? A veces hay que tener un poco de consideración, y ese gilipollas no tuvo ni educación.

-Yo no creo que Eric sea así, Evelyn...
-No te pongas de su lado Leo, ese imbécil no se merece ni que le mire a la cara.
-Vamos a desayunar..._dijo, cambiando de tema.
-Leo._dije cuando iba delante mia.
-¿Si?_dijo levantando la barbilla, con las manos en los bolsillos, y los hombros ligeramente echados hacia delante.
-Eres mi ídolo._luego sonreí como una estúpida, corrí hacía él y le agarre por el brazo.
-Tú eres mi mejor amiga. La mejor._dijo tirando de mi coleta hacía a bajo.
-¡Ay!__dije dandóle un empujón. De nuevo sonriente. Mis amigos, los mejores. Hacen que cambie de ánimo, que por un segundo me olvide de todo.
La sonrisa que tenía dibujada se quedo reducida a nada en cuanto ví que me estaba mirando. Vi quién me buscaba con esa mirada de ojos azules, esa que miro, que veo, y que no se donde acaba.
Para. Me vuelvo la cara. Le dejo ahí, sólo. Le quería trasmitir la torta que no le dí anoche mediante mi mirada.
Luego me voy con Leo, vuelvo a ver a Massi, y un poco más hacía delante a Alice. Me dirijo hacía a ellos, corriendo.
-¡Evelyn!
-Hola._sonrío.
Me cojo un simple croissant del buffet libre que había y me voy con los demás. Por lo visto ellos ya habían desayunado.
Seguro que Carla tardaría en bajar... o quien sabe, quizás estuviera con Dexter, en mi habitación, sólos...
Por un momento los envidio. Los envido a ellos y a su amor.
-¿Vamos ya para la pista?_dijo Alice, dirijiendose a el grupo. Se había unido algunos más: Laura, Carlos, George ¡e incluso Dylan y Rachel! ¿Os acordáis de ellos?
-Si, vamos ya, que luego hay bastante gente._dijo Carlos.
Me acordé enseguida.
-Voy un momento a mi habitación._dije deprisa.
-Voy contigo.
-Luego os alcanzamos chicos._dije. 
Se fueron en dirección al jardín de a fuera, y por sus caras, supe que hacía frío.
-¿Qué se te a olvidado?_me dijo Alis, ya en el ascensor.
-La cámara. Quiero inmortalizar el momento. Será muy divertido.
Abro la puerta de mi habitación y ni siquiera me molesto en tocar. Me arrepiento un poco. Uf. Menos mal. No había nadie. Estarían desayunando...Enseguida tengo la cámara en mis manos, pero antes de marcharme me pongo una bufanda y unos guantes. También les doy unos a Alice, y un gorrito de lana precioso, que me hizo mi abuelita.
Cuando llegamos nos quedamos súper asombradas. Es decir, no me imaginaba la pista así. Le habían quitado el techo, como por arte de magia. Como esos coches descapotables.
Realmente era precioso.
Estaban todos dentro. Riendo, gastándose bromas. También estaban Dexter y Carla.
Leo estaba a punto de perder el equilibrio. PUM. Se cae de culo. Todos nos miramos y nos reímos a carcajadas.
-Os estáis pasando..._dijo, ofendido. Pero que se tocara el trasero con gesto lastimoso sólo pudo hacer que me riera aun más. Eso es, hay que expulsarlo todo.
Me puse impaciente, de repente quería estar ahí, con ellos, pasándolo bien.
El chico nos da los patines después de que le dijesemos el número que calzabamos.
Alice y yo ponemos un pie sobre la pista, avanzamos con las manos entrelazadas, dado que Alis no es buena patinadora. Yo sonrío viendola, con mi cámara colgada del cuello.
-¡Alis, agárrate al bordillo con firmeza!_tenía miedo de acabar como Leo.
Di una vuelta al rededor de la pista. Vi a Dylan y Rachel, que ahora no se dirigían la palabra. A Dexter mirando a Carla, con los ojos empañados de amor. Nunca había visto a mi hermano así. Nunca. Jamás. Jamás de los jamases. Si el miraba a Carla era para decirle hola, o ¿qué tal? Y sin embargo ahora... ¿Hasta que punto es de mágico el amor? Como pueden llegar a cambiar las cosas, como se puede cambiar tu mundo en cuestión de minutos.  Se da la vuelta. Paf. Como una tortilla francesa. Me acorde de mis padres, les echaba de menos.
Escucho risas de nuevo. Se ha tenido que caer alguien, seguro. Ahora se trata de la pija, una amiga de Seidy.
Le echo una foto con la cámara, será un buen recuerdo. Me río para mis adentros solo al imaginarme su reacción al ver su foto en el facebook.
-¡¡Leo!! ven a hacerte una foto con nosotros._le grita Carla. Leo se aproxima, experto patinador, avanzando por el hielo. Se le dan bien, ¡y sólo había patinado tres veces!
Un chico de mi clase de alternativa que no recuero su nombre, nos hizo la foto.
-¡Gracias!_dije tímidamente, fui hasta su lado, y me colgué la cámara de nuevo.
Nos tiramos toda la mañana en la pista, y al parecer, ¡no quería ni almorzar!
Aunque teníamos frío, estar en movimiento nos ayudaba. La pista era inmensa, y en realidad éramos muy pocos.
Son las tres y media. Pensaban comer ahora, que estaban cansados. Aunque dudo que estuviera  abierto el restaurante.
Carla y yo nos quedamos fuera, en uno de los bancos. Los demás se fueron para dentro, como animales, en busca de devorar hasta lo no existente.
-¿Eres feliz?_sonrío a mi mejor amiga.
-¡No sabes cuanto!
Le sonrió y le hago una foto.
-¡Borra eso!
-Ah, ah, ni hablar_le guiño un ojo y le saco la lengua. Nos hacemos fotos de todas las maneras posibles, le doy un beso,ponemos todo tipo de muecas, saco una lengua disparatada hacía un lado  una en Pequín y la otra en Madrid. 

sábado, 24 de septiembre de 2011

Capítulo 13.

Comimos en una larga mesa, donde estábamos todos. Éramos unos 40. Me senté con Carla y Dexter. Más tarde vino Leo. Que por cierto estaba guapísimo. Era normal que le viera con distintos ojos, acostumbrada a verle con ropa de diario, cuando se vestía para una ocasión especial se notaba. Al poco tiempo Leo y yo nos arrepentimos de habernos sentado en frente de la ''parejita''. Eran irreconocibles, y me estaban empezando a dar un poco de asco. La comida era repugnante así que comí lo mínimo. Tardamos pocos en irnos a bailar a aquel sitio, no se si llamarlo ''discoteca'', porque no es eso exactamente.
-Wow._dijo Leo mirándome de arriba a bajo cuando estuve de pie.
-¿Qué pasa?_dije algo avergonzada por la forma en la que me miraba.
-Nada. Que estás preciosa._dijo cogiendome de la cintura. Se esta pasando con la confianza. Bueno, una noche es una noche. Y hoy había decidido pasarmelo bien, y si me tenía que emborrachar, lo haría. Pocas veces lo he echo a lo largo de mi vida, y eso que con dieciséis años todo el mundo a echo de todo. Y con de todo me quiero referir a TODO.
-Tú también estás muy guapo._dije devolviendole el cumplido. Su pelo negro lucía hacía atrás en distintas direcciones, pero aún así parecía que estaban colocadas a la perfección. Cuando entramos todos estaban alrededor de la barra en busca de bebida. Los demás bailaban como locos. La música sonaba alta, potente. No había rastro de los profes. Empece a bailar, a mezclarme entre la gente, moviendo los brazos hacía arriba, yendo hacía delante y algunas veces hacía atrás.
-¿Quieres algo Evelyn?_dijo Leo en mi oído. Le escuchaba muy mal.
-Sorprendeme._le dije encogiendo los hombros. No tenía ganas ni de pensar. Sólo quería pasarmelo bien. Me deje llevar por la música. Leo llegó enseguida.
-¡Vaya te veo con energía!, ¡no la gastes toda, que tendrás que bailar conmigo, recuérda!_dijo sonriéndome.
-Claro..._dije mirando para un lado en concreto. Tenía la vista fijada en ese lugar cuando le ví. Si le vi, y me enamoró, y no puedo negar que no sienta nada por él. Nunca miento, incluso si alguna vez miento digo la verdad. Miraba hacía mi dirección. Nos miramos por un momento. Flash, rápido. Sonreí a Leo y me puse a bailar con el. Muy pegados. Si. Su cuerpo rozaba el mio constantemente. Dios mio estoy loca, ¿qué hago? ¡Está noche estoy loca! Y eso que todavía no he bebido. Pero que demonios..¿qué pensará Leo de mi?, ¿y por qué coño bailo así con Leo?, ¿para que Eric me mire?
Le observé y no creo que le molestara. Vi que tenía dos bebidas en la mano.
-¿Qué me has traído?_
-Vodka con naranja._No esta mal.
-Estupendo._dije dando un buen trago. Me rasgó la garganta. Me gustó. Seguía bailando. ¿De alguna manera tendría que quemar el alcohol, no?
-Ven anda, voy a soltar la americana._dije agarrandóle del brazo.
No pude ser. No daba crédito a mis ojos. ¿Qué coño hace Seidy? La vi con Eric, se suponía que estaban bailando. Se suponía porque, bueno, ella no bailaba, se restregaba. Pero lo peor de todo es que Eric no hacía nada. Seguía así. Bailando con ella. Y a veces le sonreía y otras le decía algo al oído. Y yo me moría por dentro.
Bueno era justo, yo hacía lo mismo con Leo. La única diferencia es que yo sólo era su amiga. Esa lagarta no creo que piense igual de Eric.
Mire a Leo y con un gesto  le hice que fuera en la dirección donde los vi.
Me quite la chaqueta. La solté donde estaban todas. Amontonadas. En el otro lado estaban los bolsos. Lo solté también. No creo que pensarán en robar y si lo hacían lo único que podría quitarme es una compresa (siempre llevaba una, por si acaso) ,un paquete de clínex, rímel y un pintalabios. Ni siquiera llevaba el móvil.
Nos pusimos a su lado. Quería ponerme a su lado, pero olvidaría que el estaba ahí. Tendría que superar esto. No siempre iba a estar escondiendome de él.
Y Leo y yo seguíamos bailando. Y no deciamos nada, sólo nos mirabamos. De vez en cuando paraba a dar un trago y yo hacía lo mismo.
Siempre nos turnavamos a la hora de ir a pedir la bebida, unas veces iba el, otra yo. Creo que nos estábamos pasando bastante, pero bueno ya sabéis lo que dicen: Una vez al año, no hace daño. Y yo no me emborrachaba muy a menudo la verdad. Dexter y Carla se acercaron.
-¿Qué pasa parejita?_dije sonriéndoles. A continuación bebí otro trago.
-Evelyn, ¿cuantos te has bebido ya?_ la verdad es que perdí al cuenta. Me daba igual. Sólo quería bailar y bailar.
-Oye que  no siempre voy a ser la misma tía, me gusta divertirme._ no estaba pensando muy lógicamente.
-Ya pero..._intervino Dexter.
-Ya pero nada._le interrumpí.
-Quiero disfrutar._ y seguía bailando, y no paraba de moverme. Y daba igual todo.
Leo apareció enseguida. El estaba más controlado que yo.
-Nosotros nos vamos a ir ya_dijo Dexter.
-Cuida de ella Leo, cuando se pone así..._
¡Será imbécil! ¡Cuantas veces he tenido que llevar el coche yo, porque el no sabía ni donde estaba!
Hago como si no hubiera escuchado nada.
-Eh bueno, y ustedes que... a saber lo que haréis ahora._dijo Leo dándole un empujoncito a Dexter.
Carla se puso colorada, y comprendí que quizás sería mejor no ir demasiado pronto a la habitación.
Se fueron y tire a Leo de su camisa, quería que me prestara atención. Le sonreí. El me correspondió con otra sonrisa. Y pasamos al tequila. Y no se cuantos fueron 3, 4 o quizás 5.
Y todos parecían tener el mismo estado de ánimo. Todos divirtiendose, todos sin pensar. Y me gustaba.
Empecé a andar hacía atrás, extendiendo los brazos hacía arriva, moviendo mi cabeza al ritmo de la música, sonriente, feliz y me trompecé con alguien. Por poco no me caigo. Me volví para disculparme. Pero me congelé enseguida. Y el también hizo otro tanto. Ahora era distinto. Ahora todos bailaban, y nosotros nos quedamos ahí, parados, sin mover un dedo. Ahora estabamos en nuestro mundo, y no había música, ni gritos, ni jaleo. Me quedé mirándole. Me permití perderme una vez más en su mirada. Gran error. Mis ojos estaban llenos de interrogantes y los suyos... no se que decían los suyos. ¿Qué ha pasado?, ¿por qué no nos hablamos? y finalmente... si. Te echo de menos. Mucho. Muchísimo. Nos seguimos mirando, el me mira, me mira mucho. Y de la nada alguien aparece por detrás , quiere captar su atención, quiere interrumpir ese momento. Le coge. Seidy. Pone sus dos manos en su rostro y le besa. Al principio Eric no mueve sus labios, le pilla por sorpresa. Luego se decide y Seidy le mete la lengua en la campanilla y el se deja besar. En mis narices. En mi prostituta cara. ¿Es que seríais capaces de pensar que le debo una disculpa?, estaba dispuesta a hacerlo hace veinte segundos. Aunque, ¿disculparme por que?, ¿de algo que ya sabía? A la mierda todo. A la mierda él, y mi estúpido pensamiento de que el podría ser distinto. Hay veces en las que no ves, te ciegas tanto con una persona, que no ves otra cosa. Buscas una felicidad que te distrae, que te hipnotiza. Una felicidad falsa.
Y en este momento me odio, porque estoy delante de el, y aún así deseo con todas mis fuerzas ser esa. Esa que esta entre sus brazos. Falta poco. Se me escapa una lágrima. Me pican los ojos. No. Esta noche iba a ser feliz, coño. Me sorbo los mocos y me quito la lágrima. Leo me a visto. Se a dado cuenta. Me mira con la mirada más comprensiva que yo he podido ver en toda mi vida. En ese momento, parecía como si me entendiera mejor que mi madre.
-Vamos a salir fuera._dijo cogiéndome de la mano.
-No quiero._
-Vamos Evelyn..._le interrumpí.
-¡Qué no quiero qué ese gilipollas me haga sufrir!, ¡qué no quiero que me gane!, ¿entiendes?_dije gritandóle. La música seguía sonando de fondo.
-Esta bien._de repente no tocaba el suelo. Estaba en sus brazos.
-¿Que coño haces? ¡Bájame Leo!_dije pataleando.
-Ni hablar.
Me llevo al jardín de a fuera. No se como andaba, dado que pataleaba y forcejeaba contra él, pero el se mantenía firme, recto. Hasta que me rendí.
No aguantaba más. Me soltó, y me sentó en un banco, con mucha suavidad y delicadeza, como si de una muñeca de porcelana se tratara.
Entonces empecé a llorar. No aguantaba más, Leo se acercó, me colocó mi chaqueta, que no recuerdo que la haya cogido. Me siento como una estúpida, no quiero que pregunte nada. Y el lo respeta, no hace preguntas. Mejor. El corazón se me encoge, no puedo si quiera respirar. Sólo quiero devolver dolor. El dolor que siento ahora multiplicado por cien. Preguntas, demasiadas preguntas para ocultar una única verdad que ya se conoce. No hay nada. Miedo. Oscuridad.
Leo se acerca a mi lado, me abraza con fuerza. Me pierdo en su abrazo, en sus brazos. Le pongo perdida su blusa celeste. Me aparta un poco y me mira, y no entiendo su mirada. No se que quiere decir.
Se acerca más, mira mis ojos y de vez en cuando desvía la vista a mis labios. Me intento relajar. No creo que haga eso. No. Leo es mi amigo, ¿no?
Se acerca más. El hueco que separa mis labios de los suyos es de un centímetro. Siento su respiración, muy cerca. Agitada. No se que hago. Se lanza. Y yo aparto la cara. Rápido. No me iba a dar mi primer beso con él. Yo no amo a Leo. No quiero que se confunda. Me despido de el con un beso en la mejilla y un ''hasta mañana''. Me quito los tacones si no me quiero matar por la escalera, el de recepción me ve, y me pregunta si necesito ayuda.
-¿Donde se puede comprar un corazón nuevo?_dije, sin querer ser irónica. Se callo y me dejo seguir mi camino. Esta vez cogí el ascensor. Iba a ser una noche muy larga.

Capítulo 12.

Aunque creí que las instalaciones serían un rollazo, me equivocaba. El hotel estaba rodeado de un precioso jardín cubierto por nieve. La entrada era como la de las pelis, con esa lámpara gigante en el centro de la sala. Los profesores dijeron que uno de los últimos días habría un gran baile. No en plan típico baile de primavera al estilo americano. Pero si que habría que asistir muy elegante, y claro está.... con pareja. Sería emocionante. Emocionante si tu escogieras a la pareja ideal, y eso está claro que no iba  a poder ser posible en mi caso. Hace nada tenía a Eric al lado y  ni siquiera me miró. Es más hace como si no existiera.
-¿Quedamos con Carla y con Dexter para ir a patinar mañana?_dijo Leo intentando captar mi atención.
Como os he dicho, las instalaciones son geniales, y disponían de una pista de hielo. A mi me encantaba patinar, era una de mis muchas aficiones, es más cerca de mi casa había un sitio donde se podía patinar por horas. Carla y yo lo visitavamos muy a menudo.
-Me parece una estupenda idea.
-Si, lo pasaremos muy bien.
Eso es. lo pasaremos bien. ¿Por qué tenía que estar pensando todo el tiempo en el? Él no lo hace, desde luego. ¿ Realmente me ignora? Sí, para que te vas a engañar Evelyn. He venido aquí para disfrutar, y eso es exactamente lo que voy a hacer. Ya basta de estupideces.
-Estás rara._me dijo Leo prestando atención a todo lo referente a mis gestos.
-¿Más rara aún?_sonreí.
-Si._rompió a carcajadas.-Más todavía.
Nos encontrabamos en un sillón de la entrada principal de recepción.
Cuando por casualidad miré el mobil. Dios mio. 8 llamadas perdidas. Es mi madre. La llame enseguida y le dije que todo estaba bien por aquí. Cuando me pregunto por Dexter, me hizo recordar a que le había visto muy poco por aquí. Colgué.
-Leo, Carla y Dexter están todo es tiempo juntos,¿no?
-Pues más o menos como tu y yo._contuve la respiración. ¿ A que se refiere? La verdad esque estaba todo el tiempo con Leo, eso es verdad. Pero el y yo sólo somos amigos, ¿no? Quiero decir... yo no veo a Leo como nada más. Le quiero mucho pero aún así...
-Lógico. Eres mi amigo, ¿no?_
-Claro._me respondió.
Se escuchaba la canción de Jay Sean ''Down'' que tanto me gustaba. A veces existen canciones que aunque las escuches veinte veces al cabo del día, nunca te cansarás de escucharla.
-Leo,¿ por qué no buscamos a Carla? Ya es tarde y la cena empezará pronto._
-Creo que ha subido a ducharse... tu deberías hacer lo mismo_es verdad... y todavía no tenía ni idea de que me pondría.
-Oye alegra esa cara, ¡que esta noche te voy a sacar a bailar!_
-Pero si tu eres pésimo._dije simulando decepción.
-¡Já! Ya te lo demostraré esta noche._dijo risueño.
Después de cenar nos íbamos a una gran sala que disponía de un espacio muy grande y acogedor, con un dj, y sobre todo buenos temas. En ese lugar nos encargabamos de derrochar energía. Ojalá todos los momentos fueran igual que cuando bailas. Toda esa energía, esas ganas de comerte el mundo. Parece que le podrías hacer frente incluso a un elefante.
Habría alcohol, pero muy poca cosa.
-Bueno ya veremos si me apetece bailar contigo..._dije dispuesta a coger el ascensor que me condujera a la tercera planta. Lo sé soy una vaga. Y la verdad, no me vendría nada mal un poco de ejercicio.
-Eh! ¡¿Dónde te crees que vas?!_dijo intentando perseguirme.
-Pues...a mi cuarto_dije riéndome de lo divertido de la situación.
Cogí el ascensor, y mientras la puerta se cerraba delante de sus narices, le guiñe un ojo.
-Ponte ese vestido, estás genial con ese.
Carla me miraba fijamente al espejo. No le pregunté nada sobre Dexter, prefiero que saque el tema por si sola.
A continuación le hice una mueca.
-¿No me hace el culo muy gordo?_dije volviéndome a mirar desde distintos ángulos.
-¡Te queda de muerte! te realza muchísimo el pecho y ese color te sienta super bien.
El vestido era de escote de corazón y color camel. No era uno de mis preferidos la verdad.
-Lo combinas con la americana negra y unos buenos tacones y ¡voilá!
-¿Me dejarás tus preciosos tacones... a que sí?_dije con carita de cordero.
-Bueno...de acuerdo, ¡pero sólo porque quiero que  Eric se muera por tus huesos en cuanto te vea!_ que bien sabe hacerme la pelota. Y subirme la autoestima también.
-Eres la mejor._dije
-Evelyn, tengo que decirte algo. Vas a pensar que estoy loca..._lo sabía. Tarde o temprano, me lo acabaría diciendo.
-Si...
-Me gusta tu hermano._dijo rapidámente. Velozmente. Fugazmente. Sabía que tenía miedo a mi reacción, aunque...¿ que mejor que tener de cuñada a tu mejor amiga?
-¡Pero si le odias Carla!
-Eso era antes Evelyn... oh dios...es...perfecto. Me hace sentir realmente bien._
No podía creer que esas palabras estuvieran saliendo de mi mejor amiga, pero si, el amor todo lo puede y todo lo consigue.
-''He vivido amores y desilusiones como lo a echo todo el mundo pero contigo, no entiendo que me paso, y es que cuando estoy a tu lado mi amor, me siento como un loco de amor''.
-Exacto.
No recuerdo de que canción era, pero es precioso. Ahora me puse más seria.
-Pero enserio..¿Dexter? Bueno, si vale, lo entiendo. Pero como ese  te haga daño se las verá conmigo.
-A veces me das miedo, Evelyn._dijo algo asustada. Me hizo gracia su reacción.
-Soy feliz con el, me apetece mirarle y decirle que le amo, decirle que cuando estoy separada de el le echo de menos. Veras Evelyn... tu hermano me gustaba desde hace dos meses, pero me daba miedo decirtelo.
-Tonta. Ven aquí anda._la abracé.
-No debes preocuparte por nada, ¿entendido? yo sólo quiero que seas feliz, y bueno, si mi hermano te ayuda...
-¡Oh no sabes lo feliz que soy a su lado!_dijo entornado los ojos al infinito, dulce, enamorada, como nunca la había visto.
Como no me he podido dar cuenta. Como he podido estar tan ciega, a veces crees que los imposibles nunca se pueden cumplir, pero nos equivocamos.
-Déjate el pelo así. Te queda mucho mejor.
Carla estaba guapísima. No se que tenía, era algo, estaba preciosa. Bueno, dicen que cuando et enamoras te pones más guapa..
Me puse los andamios y un poco de perfume. El olor de una persona era muy importante para mi. Por ejemplo, siempre se te olvidará la ropa de esa persona, pero nunca jamás su aroma. Al menos es lo que me ocurría a mi.
Carla cogió un chaquetón muy elegante, de esos de pelo, que parece que te has cargado a un oso. Carla bajo por el ascensor. Yo baje por las escaleras. Hay veces en las que quieres ir demasiado deprisa y no tienes ganas de esperar. Que todo a tu alrededor va muy lento. Demasiado. Es como si no adoptarán tu estado de ánimo. Pero bueno...¿qué estoy haciendo?, ¿por qué se supone que tengo tantas ganas de bajar?
Basta. Ya vale. No puedo fingir que no me importe. Soy patética.
Patética, ¿sabéis qué es patético? Él. Simplemente él. Patéticas son mis ganas de verle, de escucharle, de verle pasar aunque sea de lejos, y que sólo en pensar de que puede rozarte hace que mi corazón lata a mil por hora. Patética es su sonrisa, aunque en realidad esconde como es en realidad. Sus ojos, son tan patéticos que reflejan en ellos lo patética que soy...pero la mirada que tiene me hace sentir todavía más patética, y ¿sabéis por qué? porque cuando la miro me doy cuenta de lo muy equivocada que estoy...
Eso es. Me paro. De repente no estoy lista para bajar ahí a bajo. No estoy lista para lo que pueda ocurrir. Alguien me tapa los ojos por detrás. Son unas manos cálidas, suaves, delicadas.
-¿Quién eres?_dije curiosa.
-Adivinálo._quiso decir con voz de hombre.
Por su pésima imitación, la averigüe.
-¡Alis!_dije quitándome sus manos y volviéndome para verla.
En efecto, no me había equivocado. Alice era una buena amiga, pero nos distanciamos más al mudarse. Aun así nunca perdimos el contacto, porque nos veíamos en el instituto.
-¡Qué guapa estás!_dijo con un silvido al final.
-Tú también._dije. Alice tenía el pelo pelirrojo y muy largo, también tenía unas pequitas salpicadas en su naríz y debajo de sus ojos marrones. Aun recuerdo cuando su madre le hacía sus largas trenzas.
-¿Te vienes mañana a patinar? Iremos casi todos.
-¡Me a punto! Mientras más, mejor y más diversión.
Hoy toca disfrutar y eso haré. Porque, sino disfruto ahora, ¿cuando voy a hacerlo?

sábado, 17 de septiembre de 2011

Capítulo 11.

Como cuando se te rompía tu barbie preferida o tu mamá no te dejaba ponerte esa falda que tanto te gustaba. Disgusto, enfado, capricho. Pero lo que sentía en este momento no tenía nada que ver con esas dos cosas. Me sentía como si algo nuevo en mi, un lazo fuerte, unido, se hubiera desquebrajado hasta sólo ser un hilo fino y débil. Sentía que lo poco que habíamos formado Eric y yo se había roto en cuestión de un par de segundos. Como ya os he dicho alguna vez, cuando Eric y yo nos miramos es como si lo dijeramos todo, como si nos conocieramos de toda la vida, como si nos entendieramos el uno al otro.
Cuando antes no me miro supe que algo iba mal, y no, no es un estúpido presentimiento.
Le conté todo lo ocurrido a Carla y su reacción me sorprendió mucho.
-De verdad Evelyn, ¿no te das cuenta?
Eso me pillo con la guardia baja.
-¿Que no me doy cuenta de qué?, ¿de que soy estúpida?_dije mirándole fijamente.
-Lo último que has dicho no te lo niego la verdad._puso sus ojos en blanco.
Le mire con cara de asesina.
-Vale, vale. Lo que quiero decir es que, Eric estaba empezando a sentir algo por ti, Evelyn. Y tú lo has estropeado todo, ¿entiendes?
¿Qué?, ¿cómo?, ¿de que habla? Definitivamente esta loca.
-Sí, eso o que Seidy a descubierto mi identidad obsesiva por Eric y el se a dado cuenta, y no quiere ni mirarme a la cara._esto último sonó en un hilo de voz.
-Ni...ser amigos._concluí, en un susurro.
-¿Evelyn cuando vas a ser más positiva? ¡No todo es malo!
Me encogí de hombros mirando hacía la ventanilla.
Carla seguía hablando pero no el prestaba mucha atención. Yo sabía, y entendía como eran las cosas.
-Pero Eric no tiene por que actuar como lo hizo. Es estúpido. Tu no le perteneces._dijo como si estuviera descifrando el misterio más imposible del mundo.
-Evelyn, voy a hablar con el.
Le mire enseguida.
-Ni se te ocurra._agarre su brazo firmemente y le obligué a que se volviera a sentar en su asiento. -Por favor Carla, tienes que prometerme que no vas a hablar con el. Por favor.-repetí.
Lo último que quería es que me tomara por una estúpida que manda recaditos a sus amigas por que no se sabe defender sola. O vete a saber lo que estará pensando de mi en estos momentos. ¿Qué soy una obsesiva? Probablemente.
Fue entonces cuando se me vino un texto a la cabeza, no se de donde era, de un libro, de una canción, de una revista. Lo leí tantas veces que acabé aprendiéndolo de memoria.
''El amor nunca está contento cuando los demás se pierden. El amor no encuentra placer alguno ante la injusticia, pero se regocija en la verdad. El amor siempre tarda en darse a conocer, sabe como permanecer en silencio.''
La última frase me recuerda a mi situación. Bueno yo no he dicho nada, habló ella. ¿Ppor qué la gente no se dedica a vivir su vida? Ah. Lo sé. Por que sino sería demasiado fácil. O incluso aburrida, dirían algunos. Sería demasiado normal que cada uno de nosotros actuara en su propia obra. Siempre habrá algún imbécil que no haya encontrado su obra, y se meta en la de los demás para fastidiar. Luego están los que no tienen propio argumento, sí, los que copian de otras obras para poder encajar . La vida es una obra de teatro que no tiene fin. Da igual lo que hagas, siempre te juzgaran. Por eso tienes que hacerlo todo. Canta, llora, perdona, ríe, enamorate, emocionate, enfadate. Hazlo antes de que el telón se baje y la obra haya terminado.
-Evelyn, ¡qué estás en la luna tía!_dijo Carla dandome pequeños golpecitos en el brazo.
-Ah sí. Sí._dije despistada.
-Vamos, que el profesor nos espera.
Miré a nuestro alrededor. El avión estaba practicamente vacío. Oh no. Eric tiene mi ipod.
-Vamos Evelyn._dijo ya de pie.
Salimos corriendo por el largo pasillo. Pero derepente me quede parada.
-Un momento.
-¿Qué pasa ahora?_dijo. Francamente sonaba preocupada.
-¿El avión a aterrizado?_me estaba volviendo loca.
-Sí, y tu estabas roncando como una tapia._dijo corriendo hacia delante.
-Yo no ronco. Mentirosa._no pude evitar reirme. Salimos por el pasillo y fue increíble. Una ráfaga de viento polar se me metió en mis calcetines.
-Brrrrr._tiritité.
-Hace un frío horrible._la voz de Leo nos llegó desde detrás.
Le miré. Estaba abrazándose para mantenerse caliente. Vi como Carla se iba con Dexter. Esta se volvió y me miró. Cuando nuestras miradas se encontraron entendió que me debía un par de explicaciones.
-¿Estás mejor? Dexter me ha contado algo.
Lo último que quería es ponerme a hablar otra vez del numerito. Además no tenía ganas de recordar eso.
-Estoy bien_dije mientras le buscaba con la mirada.
-¿A quién buscas?_dijo ahora con las manos metidas en los bolsillos.
-A nadie..._mentí, cuando le vi. Miraba hacia aquí. Pero no a mi. Era a Leo a quien miraba.
Eric estaba muy bien acompañado: llevaba a Seidy agarrada como una lapa a su brazo, y a su club de admiradoras personales alrededor, atosigandoles, como siempre. Eric lucía un gorro de lana y Sedy se ''tapó'' con una fina rebeca.
Por un momento pensé que el mundo se reía de mi. Y la verdad, es la realidad. Cuantas veces me había dicho mi madre, mi hermano o la propia Carla esa frase: ''querer es poder''. No todo tiene solución. No siempre ''querer es poder''. Si fuera así, ya hace tiempo que hubiera conseguido lo que quiero.
Suspiré.
-Oye._antes de que pudiera reaccionar Leo estaba delante mia sosteniendo mi rostro en sus manos. Por un momento creí que me iba a besar.
-Qué._susurré, cansada, como si viniera de cavar en alguna mina.
-Estoy aquí para lo que necesites, ¿me oyes?_y sonrió. Sonaba irónico que no le pudiera escuchar. Si te tengo a 3 centímetros, dije para mi.
Por un momento pensé que Leo y yo éramos una pareja. Está claro que nunca he tomado a Leo como a un amigo. El es mucho más que eso. Y no era exactamente como un hermano. Yo le apreciaba mucho, y lo que me dijo, y de la manera en la que me lo dijo, me hizo ponerme triste.
-Gracias, Leo. De verdad._le abracé. Le abracé como nunca antes había abrazado a nadie.
-Gracias por ayudarme en todo.
-Para eso estamos los amigos._me dijo en el oído.
Nos soltamos y nos dirigimos hacía alguna cafetería o algo así.
Busqué a Carla, pero no la veía.
-Leo, voy un momento al baño.
-Vale. Yo estaré en esa cafetería de ahí._apunto con su dedo índice.
-Genial, ahora mismo voy._
Me retoqué un poco el maquillaje. Un poco de rímel, y un colorete melocotón. Vamos, lo de siempre.
A mi lado se encontraba Sara, que en vez de ir a una ''excursión'' (por decirlo de algún modo) parecía que iba a conocer a Obama.
-¿Por qué llevas tanto maquillaje, Sara?_le solté sin pensarmelo dos veces. Sonó un poco borde, la verdad.
-Nunca sabes con quien te puedes encontrar... ¿sabes?_me dedicó  una cara de asco que recorrió mi cuerpo de arriba a bajo.
No le dije nada, porque yo había sido maleducada desde el principio.
-¿A que te refieres?._no le entendía.
-Pues me refiero a que... ¿y si salgo del baño y en la puerta me cruzo con el amor de mi vida?, ¿crees que sin pintar iba a llamar la atención?_estuve a punto de reírme en su cara, pero me contuve como pude.
Claro, es muy difícil no llamar la atención si no vas pintada con sombra morada, los labios rojo carmín y una máscara como maquillaje.
-Pues si ese tío es el amor de tu vida te conocerá siendo una falsa.-alcé mis hombros.
-Algunas prefieren arreglarse._dijo con una sonrisa falsa._-No como otras..._dijo mirando con asco nuevamente. Me sonríe con desprecio.
Sonreí  más falsamente  ella  y me marché. No me apetecía pelearme con ella.
Busqué a Leo en la cafetería. Estaba sentado.
-Te he pedido un chocholate._dijo sonriente.
-Argg que bien, es mi favorito._me senté rápidamente, mi estómago rugía.
-Por lo visto, según el profe, hoy no haremos nada. Llegaremos al hotel y disfrutaremos de las instalaciones._bebió de su taza.
-Dios menos mal, estoy super cansada. Podemos ver una peli esta noche. Carla y yo hemos echo un recopilatorio._por si nos aburriamos..
-No, no que seguro que son ñoñas_me iba a defender inmediatamente, pero recapacité y pensé en las películas que elegimos: el diario de Noa, pretty womam...
-Tonto..._me levanté de mi asiento lo justo para darle un empujoncillo en el hombro derecho.
-En el fondo, me adoras._me guiñó un ojo.
Tuve una sensación rara cuando hizo eso. No se explicar que fue.
-Sigue soñando._dije levantándome de la mesa.
-¿Cuánto es?_miré en su dirección.
-¿Qué?_dijo extrañado.
-Wl chocolate._
-¿Enserio crees que  voy a dejar pagues?
Dejo un billete encima de la mesa y se fue corriendo delante mia.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Capítulo 10.


Eric me cotilleaba las canciones de mi ipod. Justo ahora estaba tarareando una. Yo me moría por seguir a su lado, pero no quería orinarme encima.

-Voy al baño._dije levantándome.
No escuchaba nada, tenía el ipod a todo volumen. Bueno, no tardaría mucho. Por el camino saludé a una compañera de clase y también me encontré a Seidy.  La mirada que nos cruzamos en dos segundos me confirmó que yo le caía igual de bien que ella a mi. Dio un paso hacía mi, y me cogió el brazo, apretándolo con fuerza.
-Oye, guapa._dijo en tono desafiante.
-Mmmm no, esa no soy yo._dije guiñándole el ojo y con una sonrisa tan falsa como su nariz operada.
-No te pongas tan rebelde. Yo sólo te quiero avisar una cosa. Eric es mio, ¿entendido?_dijo hundiendo sus dedos en mi brazo aún más.
-¿Quién lo dice?._si ella se iba a hacer la engreída, yo no me pensaba quedar atrás Y mucho menos que me trate a su antojo.
-Eric y yo ya estuvimos juntos, así que, lo tengo más fácil que tú._me sonrió maliciosamente, y un escalofrío bajó por mi columna vertebral. Eso me pillo con la guarda baja, totalmente. No sabía que Eric y ella estuvieron juntos alguna vez. Seguí de camino al baño. Me lavé la cara, me arreglé un poco el pelo, y terminé de hacer todo lo demás. Iba despistada hacia mi asiento, cuando vi que Carla me hacía gestos con la mano, pero no le preste mucha atención. Me quedé sorprendida cuando vi quien estaba a su lado.
 El mismo que le arrancó la cabeza a su barbie y la tiró al desagüe, el mismo que odiaba desde ese día. El mismo que ella y yo odiabamos de la misma forma. O eso creía. Dexter. ¿Cómo es posible? Tenía mi asiento a dos pasos. Me quede paralizada. La sorpresa de ahora no tenia nada que ver con la de Dexter.  La lagarta de Seidy se encontraba al lado de Eric. En MI asiento. Casi estaba encima de el. Eric estaba incómodo y se le notaba. Hizo amago de una sonrisa en cuanto vio mi rostro. No fui capaz de devolverle la sonrisa. De repente las palabras de Seidy retumbaron en mi cabeza haciendo eco. Su mirada decía algo así como: ''me has salvado la vida''. 
-Evelyn... ¿no tendrás ningún problema de que me quede con Eric verdad?_dijo acariandole el cuello. Por un momento la envidié. No por su belleza, ni por su pelo, ni por sus piernas si no por su descaro. 
-Ese es mi asiento._me avergonzé de mi misma. Mi voz sonó inaudible y sin fuerza, y el miedo se había apoderado de mi. Ya no estaba esa confianza que sentía cuando estaba con Eric. 
Eric estaba apunto de hablar, pero Seidy se adelantó.
-¡Joder niña, que no es tuyo, ya sabemos que te gusta, pero intenta disimular!_en ese momento sentí como mi alma se rompía en diminutos pedazos, y que me hacía cada vez más y más pequeña. No se como una persona puede tener tanta maldad.
-Te has pasado Seidy..._dijo Eric. Ni siquiera tuve el valor de mirarle a la cara. Por si a la víbora le pareció poco su primer ataque, decidió unirle este.
-¡Se te nota a mil leguas, estás colada por él!_dijo ofreciendome la misma sonrisa de haces unos minutos en el pasillo.
-Deberías asegurarte bien cuando confirmas algo...porque todo lo que has dicho es mentira._ni siquiera pensaba, solo me guiaba por el miedo y por la reacción que tuviera Eric. Este se encontraba con una mano apoyada en su cabeza, mirando al suelo, frunciendo el ceño.
-Sí ya...seguro. Que sepas que no soy la única que piensa igual._
-Eric y yo sólo somos amigos, ¿me entiendes? ¡Sólo amigos!_dije gritándole.
-Mejor, así tengo vía libre, ¿no Eric?_dijo dándole un beso en la mejilla.  Parecía que se hubiera congelado. Ni siquiera me miró y eso me asustó. Seguramente, después de lo que había oído no querría ni mirarme. Mis sospechas se confirmaron al ver que Eric le devolvía el beso a Seidy y esta me miraba victoriosa.
-Sí, has ganado._susurré. Me dirigí al lugar donde había visto a Carla, pero alguien me cogió por la cintura.
-Evelyn, ¿qué te pasa?_era mi hermano. No pude hacer otra cosa que mirarle, abrazarle y que mis sentimientos se fundieran en ese abrazo.
-¿Has llorado?_No, había un agujero en el techo del avión y me ha caído una gota de agua accidentalmente en mi ojo derecho.
-Vete con Carla, habla con ella, ella te hará sentir mejor que yo. Luego más tarde y cuando estes más tranquila me dirás si tengo que pegar a alguien o no._Aunque siempre nos estuvieramos peleando, en estos momentos mi hermano me demostraba que era el mejor chico del mundo.
 -Gracias Dexter, pero no es necesario acudir a la violencia._dije susurrándole e intentando sonreír
Me besó en la frente.
-Aquí estoy yo, en lo bueno y en lo malo, ¿de acuerdo?_dijo sonriendome.
Asentí con la cabeza.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Capítulo 9.

Todavía quedaban 5 largas horas de avión, y no aguantaba más. Me dolían  las piernas, tenía que moverme. Pero no podía. Eric estaba en mi regazo durmiendo como un angelito. No sé cuanto tiempo llevaría así, sólo recuerdo que me dormí apoyada en su hombro, y mirad como hemos acabado. En alguna que otra ocasión tuve que agarrarle, porque se iba a desplomar en el suelo.
Todo el avión dormía, excepto algunos que se levantaban para ir al baño o para pedir algo a la azafata en silencio. Todos estábamos muy cansados. Me estaba empezando a preocupar por Eric, es decir, no me importaba lo más mínimo que estuviera dormido en mi regazo, sonreí como una estúpida para mis adentros. Pero si que es preocupante que cogiera una mala postura y que se hiciera daño.
Y ahí estaba yo, con Eric en mi regazo. Sin saber donde poner las manos. Acaricié por segunda vez su cabello rubio. Y con las yemas de los dedos, muy, muy suavemente acaricié su mejilla, su frente.
De repente, se levantó, y tan de repente que me dio un golpe con su brazo de hierro en el estómago. 
Dios, realmente me a hecho daño. Mucho. Me hormigueaba toda la parte dañada, y seguro que me saldría un cardenal de los gordos.
-¡Lo siento, lo siento, lo siento!, ¡¡Perdón!!_las palabras le salían a borbotones.
-Dios, me has matado, eres un bruto._de verdad que me dolía a reventar_ me va a salir un cardenal terrible._concluí.
-Lo siento de veras._dijo con los ojos descompuestos.
-Haber...déjame mirar._esto lo hacia mientras me levantaba la camiseta y me quedaba pálida. ¡¿Está loco?! Pero si lo tengo muy  arriba. Demasiado. Dios mio. ¿Qué sujetador me he puesto esta mañana? 
No respondí por miedo a que no saliera algo parecido a una palabra. Eric examinaba cada milímetro de mi piel, con sus dedos. Madre mía. Que no se me ponga la piel de gallina, que no se me ponga la piel de gallina...Si me descontrolaba y me ponía nerviosa, cuando Eric me rozaba por casualidad cuando pasaba por mi lado, entonces con esto...
Por un momento, sólo por un momento, me imagine como sería estar en los brazos de Eric.
-¡Es terrible! Te he dejado un moretón._estaba espantado. Ni que hubiera cometido un crimen.
Mire la parte de mi cuerpo dañada y el rostro de Eric que miraba con preocupación.
-Esta morado._dije con una mueca de dolor.
-Voy a llamar a la azafata para que te traiga algo._dijo con la mano apoyada en mi barriga todavía.
-No Eric, no es nada enserio, ya no me duele, he tenido golpes peores._le agarré del brazo. Lo último que quería es que viniera una persona a quitarme más tiempo del que disponía con él.
-¿Seguro...?
-Si, y déjame echarme la camiseta hacía a bajo si no quieres que me resfríe también por tu culpa._que mala puedo ser en algunas ocasiones.
-Vale, vale, no quiero que me denuncie la pasma._dijo arremangandose su sudadera.
Esta vez apoyé mi cabeza en la ventana y cerré los ojos, esperando que se calmara un poco más el dolor.
Estaba conciliando el sueño cuando algo me tocó el hombro.
Entrecerré los ojos y con un movimiento de barbilla le dije que quería.
-Lo siento._dijo otra vez de nuevo, mirando hacia la ventana.
-Te he dicho ya que te he perdonado, no me molesta de verdad._bostecé como una maleducada.
-No es por eso, bueno si, también es por eso, pero..._le interrumpí, y esta vez estaba más atenta._
-Ve al grano.
-Pues ya sabes... que me quedé dormido... y te molestaría._dijo y estaba colorado. Que monada.
Al comprender de que hablaba yo también me puse un poco avergonzada... y la verdad es que si se levantó así de bruscamente fue por mi indebido tacto en su cara.
-Pues claro que no me molestó tonto._dije con una gran sonrisa.
Me la correspondió con otra deslumbrante.
-Vamos a dormir anda._el plural que utilicé me gusto más de lo normal.
-Yo no quiero dormir, me apetece hacer otras cosas._dijo con tono seductor, lo pretendiese o no. Y yo ya me estaba empezando a poner nerviosa.
-Si no quieres dormir...entonces ¿qué quieres hacer?._dije curiosa.
-Bueno, no sé nada de ti, así que cuentame que te gusta hacer, que odias, tus aficiones.
Era algo normal que me preguntara eso, ya que hablabamos en contadas ocasiones y que yo me supiera cada una de sus aficiones, no quiere decir que el sepa las mías también.
-Pues... me gusta pintar, ir a la playa, escuchar música, hacer deporte, leer, ser feliz  y  me gustan las gárgolas.
-¿La gárgolas?_dijo con ojos los ojos en blanco.
-Si, me gustan que los monstruos sean más pequeños que yo.
-Hombre visto desde ese modo._dijo riendose en voz alta.
Le tapé la boca enseguida.
-Sh, cállate si no quieres despertar a los demás._dije bajito.
-Vale, vale._dijo cogiendome el brazo y quitándolo de su boca.
-¿Y que es lo que odias?_susurró.
-Bueno principalmente...la gente que te sonríe y piensa que eres una gilipollas.
En ese instante volvió a romper en una carcajada.
-Eh, eh tranquila, que yo no pienso que tu seas gilipollas, que conste._dijo sonriendo con los labios pegados. Cuando sonreía de esa manera, que muy pocas veces lo hacía, parecía aparentar ser más maduro, incluso tener más edad que yo, cuando, teníamos la misma.
-¿Y que más, y que más?_dijo intrigado.
-Pues...odio que una chica tenga novio y ella sea más alta que el.
Se quedó un rato pensando y yo hice otro tanto. Eric me sacaba dos cabezas, así que no había problema.
Mire hacía otro  lado, vergonzosa por ese pensamiento que acababa de pasar por mi mente. Al cabo de un rato miré hacia su lado y pude comprobar que no me quitaba la vista de encima.
-¿En qué piensas?_dijo mirándome a los ojos.
No le respondí, simplemente me quedé estudiando sus ojos. Me sonrió, y esta vez hable yo.
-Lo dices todo con los ojos, ¿sabes?_aún no le aparté la mirada. 
-Dime que dicen ahora._su rostro se volvió serio de repente y se acercó más. Nuestras caras estaban muy cerca, y me obligué a mi misma a retroceder hacia atrás si no quería desmayarme allí mismo.
Entonces se me vino esa frase a la cabeza. ''Si las miradas matasen...''.
No creo que maten, pero si que hacen otras cosas.
-Ahora te estás aguantando la risa._
-Muy receptiva._dijo de nuevo con tono seductor. No creo que lo hiciese a cosa hecha, pero la verdad, es que me pongo enferma cuando habla con ese tono de voz.
-¿Y de qué te ríes si puede saberse?_dije enarcando una ceja.
-Ahora mismo de tu cara._dijo sonriendo.
-Idiota..._
-Enserio, Evelyn, eres distinta. Contigo puedo ser yo, sin ataduras, de forma natural._dijo con una sonrisa pintada tanto en su boca, como en sus ojos. Me dio miedo a creerme la típica frase de película americana.
-Es raro. A mi también me pasa cuando estoy contigo.  En muy poco tiempo, me has dado mucha confianza. Y eso es extraño... en mi.
Las horas pasaban como minutos a su lado. No parabamos de hablar, de reír, de susurrar, de disfrutar en silencio. Mientras que todos a nuestro alrededor dormían.