La última clase, la escogieron para detallarnos todo el plan de mañana, la hora de salida, lo que haríamos cada día...
La verdad que gracias a eso, se hizo el día más corto.
Me despedí de Carla, que tenía que hacerse unos análisis y me dijo que quizás me llamaría más tarde para ir al centro comercial.
Me encamine sola a mi casa, Dexter estaba a mi lado. Y digo que iba ''sola'' dado que estaba muy preocupado hablando de el nuevo videojuego de la play station 3.
El cielo estaba lleno de nubes, y una neblina cubría la playa. Me dispuse a coger el ipad y a sumergirme en mi mundo. Estaba cantando mi canción favorita cuando alguien me toco por la espalda. Sentí un escalofrío. Me volví. Sonreí de inmediato a ver su rostro.
-Hola Leo. Hoy no te he visto.
-Lo sé,_dijo sobre actuando._ me aburro bastante cuando no toca química, y no estás a mi lado para hacerme reír._dijo estudiando mis ojos. No paraba de mirarme, puso el cuello de lado, para mirarme desde otro ángulo. Frunció el ceño.
-¿Qué tengo?, me estas empezando a dar miedo._dije sin apartarle la vista.
-Nada._sonrió._Hoy tienes los ojos más verdes que nunca.
-Idiota. Me habías asustado..._dije suspirando y dándole un pequeño empujoncito en su hombro.
Alguien me cogió la mochila por detrás. Al parecer, hoy se habían puesto de acuerdo para matarme del susto. Pero ningún miedo que había sentido antes se comparaba con el que estaba sintiendo ahora, al comprender quien iba al lado de Dexter.
-Oye, hermanita ¿hoy tampoco están en casa, no?._dijo
Lo capte al vuelo.
-Hoy también tienen turno en el hospital._
Mire de reojo a Eric y me sonrió de inmediato. Yo le correspondí con una sonrisa, pero no me atreví a mirarle a os ojos.
-Leo, ¿te vienes esta tarde?_dijo Dexter.
-Si, estoy en tu casa enseguida, en cuanto ordene un poco la maleta...
Despedí a Leo con un beso en su sonrosada mejilla y me fui con Dexter a casa. Me encantaba las mejillas de Leo, siempre estaban rosadas, yo el decía que me recordaba a Heidi, y eso le molestaba bastante. Me quede un poco extrañada al comprobar que Eric también venia al lado de Dexter. Contuve la respiración. Relájate... Eric es nuestro vecino, es normal.
-Tío me voy, ahora vengo. Adiós Evelyn._dijo sonriéndome muy cortésmente.
-Adiós._dije sonriendo también. Pero ya se alejaba hacia su casa. Empezó a llover enseguida.
-¡Mierda! esta tarde no podremos jugar al fútbol._
Y este se cree que a mi me importa.
-Y yo no podré ir al centro comercial, ni siquiera con la vespa._dije
Tampoco esperaba que a Dexter le importara. En el fondo nos queríamos, y yo no sabría que hacer sin Dexter. Lo sabía, y yo también sabía que Dexter pensaba igual.
-¿Pedimos unas pizzas?_
-Perfecto. No tengo ganas de cocinar, la verdad._
Las devoramos en cuanto las tuvimos en frente de la mesa.
-Dexter eres un bruto, te vas a poner malo.
¿Q-ué...?_dijo hablando con la boca llena. Estaba empezando a sentir nauseas.
Al parecer la lluvia resultó ser un pequeño aguacero y terminó antes de lo previsto.
-Hoy te toca a ti recoger._
Entré en mi habitación y me cambié de ropa. Me puse una camiseta de mangas cortas y un pantalon verde caqui, de los estrechos, y una americana. Me recogí la melena cobriza en un moño y puse una raya negra y fina encima de mis ojos, hoy más verdes que nunca, según Leo.
Me puse un poco de perfume, y cogí un nuevo libro, que alquile de la biblioteca hace poco y del que me habían hablado muy bien.
-Hola chicos._Aunque todos me respondieron, pocos se volvieron y me miraron.
Estaban jugando a la play. Aún no comprendía como podían estar las horas y las horas ahí sentados, peleándose, por ver quien es el mejor. Aunque debo de reconocer que hubo una temporada en la que Dexter y yo estábamos super enganchados.
Fui a jardín y Balto se me echo encima, y me puso perdida de babas, para variar.
Me lleve a Balto a la playa, sin la correa, para que estuviera saltando y correteando por la orilla. Cogí el móbil por si llamaba Carla.
-Me voy chicos, pasadlo bien._
-Gracias Evelyn._ Dijeron Eric y Leo al unísono.
-No hagas travesuras renacuaja._dijo Dexter. Se comportaba peor cuando estaba delante de sus amigos, para hacer la gracia.
No me moleste en responderle, le tengo como caso perdido.
Cogí a Balto, que nuevamente estaba dando rienda suelta a su depósito de babas. Los chicos se quejaban, pero le querían tanto como yo.
Me senté en la arena, unos metros más hacia delante de la casa. Me traía muchos recuerdos un lugar como este. El mundo esta lleno de lugares especiales, en los que siempre guardas recuerdos. Lugares en los que al pasar cerca de ellos te duele, te ruge el corazón, o por el contrario, sientes la necesidad de acercarte cada vez más y sonreír al recordar todo lo que viviste allí. Lugares como este, en los que te pasarías una vida entera, y no te importaría nada más, porque te encanta. Porque en este lugar me siento yo misma.
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