La última oportunidad. La unica opción, me gustara o no. Aparte la vista en cuanto mis ojos se encontraron con los suyos. Ya. Lo sé, soy masoquista, pero no podia evitar mirarle cuando me cruzaba con él. Si. Etaba colada por Eric. Bueno Eric, era el chico más guapo del planeta sin excepción. Se supone que cuando dices eso, lo dices, y lo dices muy enserio, al menos en mi caso.
No soy de esas que se enamoran a la ligera, llevaba mucho tiempo anclada...pero por desgracia, yo no era la única que pensaba así. Dispone de una larga fila de admiradoras personales antes que yo. Muchísimo más guapas, sin duda alguna. No es que fuera fea, al menos eso es lo que te suelen decir tu madre y tu madre y tu mejor amiga. El caso esque yo si me sentía como tal. Era bastante insegura de mi misma y sólo me comportaba tal y como yo era con mi familia y amigos. Soy muy tímida. Olvida lo de conocer a gente nueva.
Dar dos besos a un chico sin ponerme encendida era imposible.
Lo cierto es que esta costumbre la encuentro absurda. ¿Por qué en el instituto cuando estaba con mis amigas, no les daba un beso en la mejilla y en cambio si las veo en la calle si? ¿lo sabéis?, porque yo no. En cierto modo, para él solo seria una ficha más en su tablero. Aunque ni siquiera creo estar en ese puesto, porque seguramente no se sabría mi nombre. Rectifico. Se lo sabía. Era hermana de uno de sus mejores amigos, y últimamente pasaba bastante tiempo en casa. De todas formas, era fácil de asumir. El es alto, desgarbado, con una melena rubia alborotada y tenía un cuerpo robusto. La única clase que compartía con el, me permitía contarle sus pestañas una por una. Si, puedes llamarme ''friqui'', si es lo que estás pensando. A partir de ahora te contaré todo lo que ocurre en mi cabeza. No te asustes.
Pero lo más sorprendente de su físico eran sus ojos. Eran de un impresionante azul, azul cristalino. Me es imposible mirarle. Te funde, te atraviesa el corazón de tal manera que eras asesinada en el acto. Así, sin cotemplaciones. Aunque el físico no lo era todo, su personalidad era lo más impresionante, no es para nada creído, y eso que formaba parte de la ''élite'' ...de ahí a que me guste tanto...Suspiré.
Pensar en el no me ayudaría a concentrarme en la clase del señor Worth, mi maestro de inglés, al que odiaba. Y eso sin contar que inglés es una de mis asignaturas preferidas. Era mi preferida... hasta que este tío se interpuso en mi camino.
-Señorita Jones, pasenos esta frase al estilo indirecto._dijo mirándome por encima de sus gafas. y devolviéndome al mundo.
Sabía que lo hacía para fastidiarme. Me preguntó la frase más difícil. Le caía mal, sin duda alguna. Mas bien odiaba que le dijera la verdad, no le interesaba escucharla, aunque ese problema no sólo lo tienen los adultos, sino también los adolescentes, y cualquiera, porque todos somos así de estúpidos. Seré tímida, pero cuando me pisotean, no me callo ni una.
Me equivoqué y acto seguido mi tez facial optó el color de las bombonas del butano. Me limité a mirar a todas partes y agaché la cabeza. En fin.
Parecía que había pasado un siglo. Estábamos en el tercer trimestre y yo hacía todo lo posible para sacar hacia delante el curso. A veces, vivir al lado de la playa puede resultar bastante tentador, y más cuando tu cuarto dispone de una vista al mar. Aunque, muy pocas veces nos sumergíamos en esas aguas heladas. Incluso en verano, estaba congelada. Pero es mágico sentir como la arena te cubre el cuerpo, y ser testigo de la brisa que desprende el mar, como te acaricia, suavemente. Era como si ese mar te acogiera en sus brazos. El mar donde me había criado desde que era una mocosa. Mi madre era bastante buena conmigo...pero si se habla de estudios...no se andaba con contemplaciones. Mi padre en cambio confiaba más en mi, al menos en ese punto. Ya sólo quedaban tres malditos minutos para que tocara el timbre, ese que tantos ansiabámos. Esperé como si se tratara de horas. Por fin sonó. Alcancé a Carla, mi compañera y mejor amiga.
-Evelyn, creía que jamás iba a terminar la hora. Un minuto más y exploto._dijo exageradamente.
-Estás loca..._dije entre risas.
No soy de esas que se enamoran a la ligera, llevaba mucho tiempo anclada...pero por desgracia, yo no era la única que pensaba así. Dispone de una larga fila de admiradoras personales antes que yo. Muchísimo más guapas, sin duda alguna. No es que fuera fea, al menos eso es lo que te suelen decir tu madre y tu madre y tu mejor amiga. El caso esque yo si me sentía como tal. Era bastante insegura de mi misma y sólo me comportaba tal y como yo era con mi familia y amigos. Soy muy tímida. Olvida lo de conocer a gente nueva.
Dar dos besos a un chico sin ponerme encendida era imposible.
Lo cierto es que esta costumbre la encuentro absurda. ¿Por qué en el instituto cuando estaba con mis amigas, no les daba un beso en la mejilla y en cambio si las veo en la calle si? ¿lo sabéis?, porque yo no. En cierto modo, para él solo seria una ficha más en su tablero. Aunque ni siquiera creo estar en ese puesto, porque seguramente no se sabría mi nombre. Rectifico. Se lo sabía. Era hermana de uno de sus mejores amigos, y últimamente pasaba bastante tiempo en casa. De todas formas, era fácil de asumir. El es alto, desgarbado, con una melena rubia alborotada y tenía un cuerpo robusto. La única clase que compartía con el, me permitía contarle sus pestañas una por una. Si, puedes llamarme ''friqui'', si es lo que estás pensando. A partir de ahora te contaré todo lo que ocurre en mi cabeza. No te asustes.
Pero lo más sorprendente de su físico eran sus ojos. Eran de un impresionante azul, azul cristalino. Me es imposible mirarle. Te funde, te atraviesa el corazón de tal manera que eras asesinada en el acto. Así, sin cotemplaciones. Aunque el físico no lo era todo, su personalidad era lo más impresionante, no es para nada creído, y eso que formaba parte de la ''élite'' ...de ahí a que me guste tanto...Suspiré.
Pensar en el no me ayudaría a concentrarme en la clase del señor Worth, mi maestro de inglés, al que odiaba. Y eso sin contar que inglés es una de mis asignaturas preferidas. Era mi preferida... hasta que este tío se interpuso en mi camino.
-Señorita Jones, pasenos esta frase al estilo indirecto._dijo mirándome por encima de sus gafas. y devolviéndome al mundo.
Sabía que lo hacía para fastidiarme. Me preguntó la frase más difícil. Le caía mal, sin duda alguna. Mas bien odiaba que le dijera la verdad, no le interesaba escucharla, aunque ese problema no sólo lo tienen los adultos, sino también los adolescentes, y cualquiera, porque todos somos así de estúpidos. Seré tímida, pero cuando me pisotean, no me callo ni una.
Me equivoqué y acto seguido mi tez facial optó el color de las bombonas del butano. Me limité a mirar a todas partes y agaché la cabeza. En fin.
Parecía que había pasado un siglo. Estábamos en el tercer trimestre y yo hacía todo lo posible para sacar hacia delante el curso. A veces, vivir al lado de la playa puede resultar bastante tentador, y más cuando tu cuarto dispone de una vista al mar. Aunque, muy pocas veces nos sumergíamos en esas aguas heladas. Incluso en verano, estaba congelada. Pero es mágico sentir como la arena te cubre el cuerpo, y ser testigo de la brisa que desprende el mar, como te acaricia, suavemente. Era como si ese mar te acogiera en sus brazos. El mar donde me había criado desde que era una mocosa. Mi madre era bastante buena conmigo...pero si se habla de estudios...no se andaba con contemplaciones. Mi padre en cambio confiaba más en mi, al menos en ese punto. Ya sólo quedaban tres malditos minutos para que tocara el timbre, ese que tantos ansiabámos. Esperé como si se tratara de horas. Por fin sonó. Alcancé a Carla, mi compañera y mejor amiga.
-Evelyn, creía que jamás iba a terminar la hora. Un minuto más y exploto._dijo exageradamente.
-Estás loca..._dije entre risas.
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