Introducción.

Una adolescente enamorada como otra cualquiera. Un instituto en el que tener un buen coche se basa en un 50% de tu posición social. Un chico que no se a encontrado a si mismo. Un amor intenso, pasional, real, fresco. Una historia de amor que te cautivará, en la que tú puedes ser perfectamente la protagonista.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Capítulo 20.

¿Y ahora qué?
Por un momento pensé en que esto no estaba pasando de verdad, pero no. Sentía la fuerza de las cuerdas atadas en las manos y los pies. Tenía las muñecas rojas, y no paraba de llorar.
Ahora descubrí lo que era el miedo de veras.
-¡Cállate ya!_dijo molesto, por mis sollozos.
-¿Qué has echo con la hermana de Leo?_dije sin atreverme a preguntar que sería de mi.
Soltó una fuerte carcajada. Eso hizo que me infundiera más miedo.
-¡Tu amigo es tonto!, no sabe que voy a hacer lo mismo contigo que con su hermana. A todos les engaño por igual._
-¿Qué...?_dije en un susurro, más asqueada todavía del monstruo que tenía delante.
-Cuando me desaga de ti, repitire el mismo proceso que con tu amigo. Contactaré con tu madre, o con tu novio, y le diré que traiga a una chica._dijo sin apartar la vista de mi.
-Eres asqueroso..._dije rechinando los dientes, con repugnancia, con odio hacía el ser que tenía delante.
-Es lo más bonito que me han dicho nunca._dijo acercándose a mi.
-Tú, tú eres distinta, contigo voy a querer más._dijo pasando su lengua por mi brazo.
-Ni lo sueñes._dije haciendo un movimiento brusco, apartándome hacía un lado.
-¡Zorr*...!_dijo gritándome y acercando su cara a la suya.
Le escupí.
Gritó más fuerte todavía.
-¡¿Qué te has creído?!_me golpea en mi mejilla izquierda. Aullo de dolor.
El no hace otra cosa que mirarme y sonreír, le gustaba verme sufrir.
-Estás loco..._
El odio que sentía ahora mismo era inmenso. Pero Leo... no me puedo creer que me haya echo esto.
Tendría que haberlo hablado, no sé. Tendría que haberlo echo bien.
Quería recuperar a su hermana... y me a utilizado a mi. Y bueno su hermana esta...muerta...y yo...
Intenté pensar en lo poco que nos enseñaron de autodefensa. ¿A quién voy a engañar? no tenía ninguna probabilidad de salir de ahí.
Tengo el móvil en el bolsillo. Rezo para que no suene, ya que no lo tenía en silencio.
Ahora estaba bebiendo, y mira hacía al frente.
Es gracioso cuando piensas que estas existen cosas que  nunca te podrán pasar a ti, que cuando lo ves en las noticias, dices: probrecita...
Pero yo no sabía nada. Me a traicionado mi mejor amigo.
Y al igual que las cosas que creemos que nunca nos van a pasar, nos pasan, y son lo mejor del mundo, las malas también ocurren.
¿Pero esto? Esto ya era demasiado.
Ahora que era feliz, ahora que no podía pedir más. No podía hacer otra cosa que llorar en silencio. Y darle las gracias, porque estaba tardando demasiado en matarme, o lo que sea que fuera lo que me iba a hacer.
Había un gran reloj en la pared. Eran las tres y media.
Y pensar que nunca más volvería a ver a Eric... que nunca le he dicho te quiero.
Que no veré jamás a mi padre, ni a Dexter, ni a mi hermana.
¿Qué pensaría Eric?
Supongo que cuando pegue en mi casa, y no este pesará de todo menos que mi mejor amigo me racta y me deja con un asesino.
Estaba muerta de hambre, y muy cansada.
Pero lo último que iba a hacer era dormir.
No hacía otra cosa que mirar hacia todos  lados, en busca de alguna salida: la habitación tenía 2 ventanas, y no tenían rejas. Había una chimenea, una cama y una pequeña nevera.
-Ven guapa..._dijo, aunque a duras penas le podía entender. Estaba borracho.
Se acerca a mi, y me quita las cuerdas.
Vuelvo la cara hacía el lado contrario, mientras me desata los pies.
-Desnúdate._dijo mientra me lamia como una vaca asquerosa.
Fuerte, rápido, bruto.
En ese momento se me vino la imagen  de Eric. Nuestro primer beso. La suavidad con la que me trataba, la fragilidad y el cariño que tenía conmigo.
Ahora era distinto.
-¿Quieres pasarlo mal, no? Bien. Como quieras._dijo soltando una estrepitosa carcajada, que hizo que se me erizaran los pelo de la nuca.
Tenía que intentarlo.
Me levante corriendo y huí hacía la puerta.
Maldita sea. Estaba cerrada.
-¡Pero bueno! ¿te crees que soy tonto, monada?_dijo cogiéndome del brazo y golpeándome contra la pared.
Estuve a punto de perder el conocimiento.
Que ilusa soy. Eso es lo primero que habría echo.
De repente suena el móvil.
No. Seguro que era Eric.
-Dame eso._dijo apretándome nuevamente del brazo, y sonriendo.
Mi asesino disfrutaba con ese momento.
Iba a hacer cualquier cosa.
Se empieza a bajar los pantalones.
¡¿Qué?!...antes prefiero la muerte.
Entonces pense una cosa.
Era la última salida que vi. Era eso, o anda. Tenía que intentarlo. Fingí no haber visto nada, y me quede mirándole.
Una mirada de odio, asco.
A saber a cuantas chicas a matado, y en fin más cosas.
Esto no era una película, no iba a venir nadie a salvarme.
Me acerque a el. Saque valor de donde pude, y me quite la parte de arriba de la camiseta.
Sólo llevaba una camiseta fina, blanca, y tenía frío.
Se acerca a mi, y me toma con agonía.
Aprovecho, que le tengo delante y le presiono un ojo, fuerte, haciéndole daño, aprovechando que estaba débil y borracho, saqué las fuerzas de donde pude.
Le arañe toda la cara, me levanto jadeando del suelo, y me apresuro en coger la botella que había visto antes, para intentar escapar por la ventana.
Con las manos temblorosas, empuño la botella con las dos manos, y logró romper el cristal.
Pero el era más rápido. Salto por la ventana, y grito de dolor.
Miles de diminutos cristales rasgaron mi cuerpo, y estaba perdiendo mucha sangre en la pierna derecha.
Entonces veo que tengo un cristal clavado en la muñeca. Sale demasiada sangre. La camiseta blanca, se volvió roja.
Corro lo más deprisa posible. Apenas puedo correr, creo que también tenía otro cristal en el tobillo.
Entonces escucho pasos detrás de mi. Más largos, más expertos.
Todavía no había conseguido escapar.

1 comentario:

  1. Jopelines, esto no me pinta nada bien :S
    Espero que logre escapar justo ahora que Eric y ella están juntos por fin ):

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