Introducción.

Una adolescente enamorada como otra cualquiera. Un instituto en el que tener un buen coche se basa en un 50% de tu posición social. Un chico que no se a encontrado a si mismo. Un amor intenso, pasional, real, fresco. Una historia de amor que te cautivará, en la que tú puedes ser perfectamente la protagonista.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Capítulo 22.

Estaba tan cerca de mí que oía los latidos de su corazón. Su corazón y el mio, que parecían latir a la misma velocidad. Su perfume me tenía aturdida y cada vez más excitada. 
-Esto no está nada bien_me susurro al oído. Apartándose un poco, para no tocar mis piernas malheridas.
-¿Por qué?–respondí con otro susurro mientras le pasaba la mano por el pelo, ahciendo que se acercara más a mi.
Por un momento, sólo por un momento, me pregunté, me limite a pensar en sus palabras.
Me paré a pensar que mis padres  estaban justo debajo de mi, y con la habitación de mi hermano a 5 pasos.
¿Qué pasaría si Dexter entrara ahora?, y lo peor de todo. ¿Qué pasaría si mi madre entrara ahora?
Probablemente se desmayaría.
Me quedé tan sumergida en mis pensamientos, que cuando me quise dar cuenta, Eric estaba sentado nuevamente en el suelo, mirándome fijamente, todavía con la respiración agitada.
Un sonido estúpido salió de mi boca. A continuación una lluvia de carcajadas.
El me miró extrañado, pero al final acabó uniéndose a mis risas.
-Eres tonto_dije tocando su punta de la nariz con mi dedo índice. Un tenue rubor acompañó lo siguiente.
¿Qué había pasado? ,¿qué había sido de  Evelyn? probablemente, con dieciséis años, muchas chicas han vivido este tipo de experiencias, pero yo era muy nueva en esto.
Intenté apoyarme hacía el lado derecho de mi cama, que es donde estaba sentado.
Olvidé que tenía una pierna vendada, y con más rasguños que un cristo, y eso provocó una pequeña mueca.
No quería que se notara mucho. No quería aparentar ser más débil de lo que ya soy.
-¿Estás bien?_dijo levantándose rápidamente.
Me ha descubierto. Maldición. No aguantaría ni dos días aquí.
-No pasa nada. Es sólo esa estúpida herida..._
-Voy a llamar a tu padre._dijo encaminándose hacía la puerta de mi habitación.
-¡No!_grité. Y desee más que nunca correr hacía su lado y abrazarlo.
Ahora que lo tenía al lado, no quería que se marchara. Y menos sabiendo que pronto se tendría que ir.
Al parecer mi reacción le causó gracia.
-¿Te hace gracia que no quiera que te vayas?_
-No te enfades._dijo otra vez muy cerca de mi.
-Vale._dije mirándole a los ojos. El se limitaba a sonreír.
Nuevamente se acercó demasiado. Su mirada se desviaba a mis labios, me sentía estudiada.
Entonces, con sus ojos cerrados, dispuestos a que nuestros labios se fundieran en un nuevo beso, le aparté la cara infantilmente.
Le besé ligeramente el óvulo de su oreja.
-Tramposa._dijo frunciendo el ceño.
Le saqué la lengua.
La verdad, estaba algo avergonzado, se le notaba bastante. El no se ruborizaba, simplemente no era capaz de mirarme a los ojos.
-En el fondo te mueres por mi._dijo intentando suavizar el ambiente, e intentando no acordarse de que esta vez había ganado yo.
¡Y que verdad llevaban esas palabras! aunque no se las haría creer a la ligera. No. Yo no era de esas.
-Bueno..._dije buscando su mirada
-¿Bueno...?_dijo con esa mirada. Esa que desde tanto tiempo me tuvo enamorada. 
Me estaba doliendo la cabeza, creo que tenía algo de fiebre. Me destape las mantas que cubrían mis piernas,  dejando ver unos pantalones cortos del pijama y a continuación me quite el grueso suéter quedándome con una camiseta blanca, liviana de mangas cortas.
-Te ha entrado mucho calor de repente...¿no?_dijo levantando sus cejas.
-Quizás sea por la fiebre._dije encogiéndome de hombros. Divertida al ver su torturada mirada.
Le acababa de rechazar.
Realmente estaba nervioso. No paraba de tocarse la nuca, y de mirar a distintas direcciones.
Al final, su mirada acabó en mi pierna, y en unos bonitos cardenales, que cubría gran parte de mi muslo derecho.
-Yo no me creo eso Evelyn. Tarde o temprano tendrás que contarme que te pasó.
-Todavía no me has respondido._dijo añadiendo rápidamente.
-Que sí ... que me tienes loca, que cada vez que estás a mi lado me pones nerviosa, que me gustas, me gustas desde hace muchísimo y eso no va a cambiar._lo dije mirando al puente de su nariz. Sus ojos me desconcentrarian. Sólo faltaba un te quiero al final.
-Mmmm..._dijo con una sonrisa pintada en sus labios, y tumbándose al lado de mi cama, al parecer poniendo en practica lo que le acaba de decir.
Me volví a mirarle.
-¿Qué, no vas a decir nada?_dije mirándole muy seria.
-¿Qué te voy a decir que no sepas?_dijo rodeando los brazos alrededor de  mi cintura. Su súbita e inesperada cercanía de nuevo me sorprendió. El calor era mayor.
-Empieza por todo.
-Vamos a ver..._su hermosa voz resonaba en mi oído, y que su mano no se parara de mover por encima de mi camiseta, no ayudaba mucho.
-Para empezar, me has cambiado. Haces que me considere una mejor persona.
-Eres, una buena persona._dije interrumpiéndole.
-No es cierto, Evelyn._un escalofrío recorrío mi espalda al pronunciar mi nombre.
El se dio cuenta, me beso en la cabeza.
Me sonrojé un poquito. Suspiré aliviada, el no se daría cuenta.
-Y bueno... me vasto mirarte a los ojos para saber que tu eras distinta, que eres especial._
No sabía que decir. Sus palabras me tenían aturdidas. Una lágrima pugnó por salir, pero fui más rápida y me froté enseguida los ojos.
-Evelyn te..._hice que se separara inmediatamente de mi.
El se quedó desconcertado.
-Eric, viene alguien_le costó entenderlo, pero reaccionó y se puso inmediatamente en el suelo.
Tenía que ser justo en ese momento... tenía que interrumpir lo que sea que iba a decir.
La puerta se abrió bruscamente, sin llamar siquiera.
Era mi madre.
-¿Todavía estás aquí? Eric, Evelyn tiene que descansar._dijo mi madre con una mirada muy tierna.
Pero...¿por qué tiene ella que decidir por mi?
-Lo sé, Lisa, había venido a ver como estaba Evelyn._digo sonriéndonos a las dos.
-Ya me marcho._digo aproximandose a la puerta de mi habitación.
-¡No!, ¡no te vayas!_me quedé congelada. ¿Qué acababa de hacer?
Esto no podía durar más. Se lo tengo que decir a mi madre. De hoy no pasa.
-Mamá ven...siéntate a mi lado._así si te desmayas, no caerás al suelo de bruces, debería añadir.
-¿Qué pasa cariño?_dijo alterada.
Vale. Respira hondo Evelyn. Tú puedes hacerlo. Miré a Eric.
Tenía una cara de espanto...es ahora o nunca.
-Mami_mami sonaba mas cariñoso_ Eric y yo estamos juntos.
Me dio miedo su reacción. Se quedo en estado de shock.
Me miraba con ojos como platos, luego su vista se dirigió a Eric.
De repente se escuchó un sollozo.
-¿Enserio? Evelyn tú..._dijo abrazándome.
-Sí, mamá Eric y yo estamos juntos.
No decía nada.
-Mi niña..._musitó.
-Se esta haciendo mayor. Y encima al lado de un chico espectacular.
-Lisa yo..._dijo Eric acercándose a nosotras.
-Prometo que cuidaré de Evelyn.
-Lo sé, cariño. No me cabe ninguna duda. No sabéis lo feliz que soy._dijo mi madre abrazándonos a los dos.
Sonreí a Eric. Todo había salido bien. 
Bueno, no nos olvidemos de mi padre...pero de eso ya se encargaría mi madre.
Todo era perfecto en estos momentos. Lo que yo no sabía es lo que se avecinaba ahora.
-Evelyn, Leo a venido a ver como estás._mi felicidad se desvaneció en un suspiro.

2 comentarios:

  1. joderjoderjoder!
    más te vale subir el siguiente capítulo pronto si no quieres que te acribille a comentarios ¬¬

    ResponderEliminar
  2. olaap^^ dios como mola me encanta amoreee
    sube prontisimooo k tengo muxixima intrigaa

    ResponderEliminar